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Secretario General Ban Ki-Moon

Mensaje del Secretario General sobre el Día Mundial de la Salud Mental

10 de octubre de 2012

La depresión: una crisis mundial

Unos 350 millones de personas de todas las edades, ingresos y nacionalidades sufren de depresión. Y millones más —familiares, amigos, compañeros de trabajo—están expuestos a los efectos indirectos de esta crisis de salud mundial insuficientemente reconocida.

La depresión disminuye la capacidad de las personas para hacer frente a los retos cotidianos de la vida y con frecuencia precipita el deterioro de las relaciones familiares, la interrupción de la educación y la pérdida del empleo. En los casos más extremos, los afectados se quitan la vida. Cada año se suicidan aproximadamente un millón de personas, la mayoría debido a una depresión sin diagnosticar o sin tratar.

Las personas caen en la depresión por diversos motivos. Con frecuencia se combinan distintas causas —genéticas, biológicas, psicológicas y sociales— para desencadenarla. El estrés, el duelo, los conflictos, los abusos y el desempleo también pueden contribuir a ello. Las mujeres son más propensas a la depresión que los hombres, en particular después de dar a luz.

Existe una gran variedad de tratamientos eficaces y asequibles para tratar la depresión, que incluyen intervenciones psicosociales y medicamentos; no obstante, no todo el mundo tiene acceso a ellos, especialmente las personas que viven en países menos adelantados y los ciudadanos más desfavorecidos de las naciones desarrolladas. Entre las barreras para acceder a atención y servicios se cuentan el estigma social y la falta de personal sanitario general y de especialistas preparados para identificar y tratar la depresión. Por ello, la Organización Mundial de la Salud está prestando apoyo a los países por medio de su Programa de acción para superar las brechas en salud mental.

La depresión no es un asunto que incumba solo a los expertos en asuntos de salud. Todos podemos actuar para reducir el estigma que rodea a la depresión y otros trastornos mentales, tal vez admitiendo que nosotros mismos la hemos experimentado o acercándonos a quienes la están padeciendo ahora. En el Día Mundial de la Salud Mental, comprometámonos a hablar más abiertamente de la depresión. Es el primer paso importante a la hora de eliminar uno de los obstáculos para el tratamiento y contribuir a reducir la discapacidad y el desasosiego que causa esta crisis mundial.