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Mensaje del Secretario General en el Día Internacional de la Paz

21 de septiembre de 2009

El Día Internacional de la Paz es un llamamiento mundial a la cesación del fuego y a la no violencia.

Es un momento en el que reflexionar sobre el horror y el costo de la guerra y sobre nuestro deber de resolver de forma pacífica las controversias.

La mayoría de las víctimas de los conflictos son personas inermes. Civiles inocentes. Padres, madres, niños.

Sin paz, poca esperanza tienen de mejorar sus vidas. Poca esperanza de librarse de la pobreza.

A menudo, quienes actúan en defensa de quienes están desvalidos también son blanco de la violencia..

Periodistas, profesionales de la medicina, personal humanitario, funcionarios de las Naciones Unidas y personal de paz han sido objeto de ataques.

Los combatientes, los caudillos, los proveedores de armas y quienes los patrocinan siguen haciendo gala de una cruel falta de respeto por la vida.

En este Día Internacional de la Paz, les recuerdo a todos ellos que existe otra senda. Una senda mejor.

La senda de la paz.

Debería animarnos el que sean menos frecuentes las guerras entre naciones. La diplomacia y la negociación son una elección cada vez más frecuente.

Incluso donde los Estados están desgarrados por conflictos internos, la historia demuestra que puede prevalecer la paz si existe suficiente voluntad.

Hay muchos ejemplos de defensores de la paz que han logrado acallar las voces del odio.

También me hace estar esperanzado el renovado empeño de la comunidad internacional en torno a la cuestión del desarme nuclear.

Por eso he puesto en marcha la Campaña "Armas de destrucción en masa. ¡Fin a las armas!" Mientras existan esas armas, nadie estará a salvo.

En este Día Internacional de la Paz, tengo un sencillo mensaje para todos: ¡Debemos poner fin a las armas! Debemos tener paz.

Hago un llamamiento a las gentes de todo el mundo para que se sumen a esta acción. Apoyen a las Naciones Unidas y cumplan su deber hacia la paz.