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Mensaje del Secretario General

con motivo del Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino

29 de noviembre de 2009

Hace sesenta y dos años, la Asamblea General, en su resolución 181, planteó la visión de dos Estados. El Estado de Israel existe. El Estado de Palestina no existe. El pueblo palestino sigue luchando por su derecho inalienable a la libre determinación.

La comunidad internacional sigue asistiendo y protegiendo al pueblo palestino, entre otras cosas mediante la labor de los organismos de las Naciones Unidas, sobre todo del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente. Esas actividades humanitarias son fundamentales, pero insuficientes. Nuestro objetivo principal debe ser encontrar una solución política que resuelva las causas profundas del conflicto.

El establecimiento de un Estado Palestino soberano es vital. Éste debe tomar como base las líneas de 1967 con los intercambios de tierra acordados y una solución justa y concertada a la cuestión de los refugiados. Es decir, un estado que viva pacíficamente junto a Israel, dentro de fronteras seguras y reconocidas como lo han previsto las resoluciones del Consejo de Seguridad.

Me complace el compromiso expresado por el Primer Ministro Netanyahu y el Presidente Abbas con respecto a la solución biestatal, pero me preocupa profundamente que las conversaciones entre Israel y la Organización de Liberación de Palestina estén suspendidas desde hace casi un año. Apoyo el claro compromiso y los esfuerzos de los Estados Unidos de América por reanudar negociaciones provechosas sobre todas las cuestiones relativas a un estatuto definitivo, como son la seguridad de los israelíes y los palestinos, las fronteras, los refugiados y Jerusalén.

El reto más grande en esta agenda compartida es poder crear las condiciones de confianza que permitan a las partes regresar a conversaciones sinceras y sustantivas.

Del lado palestino, la Autoridad Palestina ha logrado avances significativos en el cumplimiento de sus obligaciones en la Ribera Occidental conforme a la Hoja de Ruta. Insto a todos los palestinos a combatir el extremismo violento, a abstenerse de toda provocación y a continuar con su lucha incansable para construir sus propias instituciones estatales. Estos esfuerzos han resultado en mejoras en la economía y en la seguridad que deben ser mantenidas y extendidas. Me complacen los pasos iniciales que ha tomado Israel para contribuir a estas tendencias positivas y hago un llamado a las autoridades israelíes a ampliar dichas medidas para que el cambio pueda ser verdaderamente transformador.

Me preocupa profundamente que en Jerusalén Oriental y en el resto de la Franja de Gaza prosigue la construcción ilegal de asentamientos. He observado el anuncio reciente del Primer Ministro Netanyahu sobre contener los asentamientos. Si bien este un avance con respecto a las posiciones previas, resulta insuficiente para cumplir las obligaciones de Israel conforme a la Hoja de Ruta, especialmente si se toma en cuenta la exclusión de Jerusalén Oriental. Reitero mi llamado a Israel para que cumpla los compromisos asumidos en la Hoja de Ruta de paralizar todas las actividades de asentamiento, inclusive el "crecimiento natural" y desmantelar los asentamientos de avanzada erigidos desde marzo de 2001.

Además, la barrera sigue restringiendo el acceso de los palestinos a servicios sociales básicos, a tierras agrícolas y a Jerusalén Oriental. La Corte Internacional de Justicia ha declarado que la desviación de la barrera de la línea de demarcación de 1967 hacia el territorio palestino ocupado es contraria al derecho internacional.

Asimismo, me preocupa profundamente la situación en Jerusalén. Acciones como los desalojos de palestinos, la demolición de viviendas y el cierre continuo de instituciones palestinas en la Jerusalén Oriental ocupada vulneran las disposiciones de la Hoja de Ruta. Insto a Israel a detener tales acciones en Jerusalén Oriental, las cuales avivan las tensiones, causan sufrimientos y minan aún más la confianza. Asimismo, espero se reabran las instituciones palestinas.

Reitero mi convicción de que Jerusalén es una cuestión sobre su estatuto permanente que debe ser resuelta mediante negociaciones entre las partes. Como ha indicado el Cuarteto anteriormente, las acciones unilaterales no pueden condicionar el resultado de las negociaciones y no serán reconocidas por la comunidad internacional. Jerusalén debe surgir como la capital de dos Estados con arreglos sobre los lugares santos que sean aceptables para todos.

Sigue siendo urgente hallar una solución duradera a la crisis de Gaza. Con la llegada del inclemente tiempo invernal, la situación humanitaria suscita una gran preocupación. Debe levantarse el cierre de Gaza, de conformidad con lo dispuesto en la resolución 1860 (2009) del Consejo de Seguridad, para permitir la circulación sin trabas de la ayuda humanitaria, las mercancías y las personas. En consonancia con esa misma resolución, también debe ponerse empeño en atender las preocupaciones legítimas de Israel en materia de seguridad, entre otras cosas mediante mecanismos para impedir el tráfico de armas hacia Gaza y poner fin al lanzamiento de cohetes palestinos contra civiles israelíes.

Diez meses después del cese de las hostilidades en Gaza y el sur de Israel, todavía no se ha resuelto de forma adecuada la cuestión de la responsabilidad por las numerosas violaciones del derecho internacional humanitario y de las normas internacionales de derechos humanos que se han denunciado. Exhorto tanto a Israel como a las autoridades palestinas competentes a que realicen, a la mayor brevedad, investigaciones internas fidedignas de las denuncias de violaciones graves de los derechos humanos en relación con el conflicto de Gaza.

La reunificación de Gaza y la Ribera Occidental también es fundamental. No puede haber una solución biestatal sin un territorio palestino unificado. Apoyo los esfuerzos de Egipto a ese respecto.

Hoy más que nunca, se debe lograr que la política tenga credibilidad. No debe permitirse que adopten las decisiones quienes tratan de socavar los intentos de alcanzar la paz mediante la violencia o alterando los hechos sobre el terreno.

Por su parte, las Naciones Unidas proseguirán su labor en pos de una paz justa y duradera en el Oriente Medio mediante negociaciones basadas en las resoluciones del Consejo de Seguridad 242 (1967), 338 (1973), 1397 (2002), 1515 (2003) y 1850 (2008), los acuerdos anteriores, el marco de Madrid, la Hoja de Ruta y la Iniciativa de Paz Árabe. Por mi parte, seguiré movilizando a todos los interesados para que se ponga fin a la ocupación y se haga realidad el objetivo de dos Estados, Israel y Palestina, que convivan en un clima de paz y seguridad.