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Mensaje del Secretario General en ocasión del Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono

16 de septiembre de 2009

El desarrollo sostenible depende, en gran medida, de la consecución de los objetivos y metas ambientales acordados. Entre los numerosos acuerdos multilaterales relativos al medio ambiente que han suscrito los Estados en los 40 últimos años destacan el Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono y, en particular, su Protocolo de Montreal. La forma en que se ha financiado y aplicado este instrumento para la reparación y recuperación del escudo protector de la Tierra es un ejemplo inspirador de lo que se puede lograr.

Este año, la observancia de este día marca un nuevo hito: Timor-Leste, la democracia más joven del mundo, ha depositado los instrumentos de adhesión al Convenio y al Protocolo. Hasta hoy, Timor-Leste era el único Estado que permanecía al margen del régimen de protección de la capa de ozono. El Convenio y el Protocolo tienen ahora participación universal, situación única entre los centenares de tratados de que el Secretario General es depositario. Este gesto de Timor-Leste es una clara señal de solidaridad mundial no sólo para hacer frente al agotamiento de la capa de ozono, sino también para abordar otros problemas multilaterales acuciantes, el principal de los cuales es el cambio climático.

Las pruebas que se han ido acumulando muestran que desde 1990 la eliminación gradual de las sustancias denominadas clorofluorocarbonos ha retardado en unos 12 años la progresión del cambio climático. La cooperación internacional respecto de los clorofluorocarbonos constituye una reafirmación oportuna de que, con unidad de propósitos y acción concertada, podemos minimizar los peligros para el planeta y construir un mundo más seguro para las generaciones venideras. Se trata de una lección que debemos tener muy en cuenta al prepararnos para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en diciembre en Copenhague.

Hace algunas semanas, expertos del Protocolo de Montreal y de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y de su Protocolo de Kyoto se reunieron en Ginebra (Suiza) para trazar una estrategia sobre un grupo de productos químicos que causan cambio climático. Para 2050, los hidroclorofluorocarburos, que se utilizan ampliamente como sustitucion de las sustancias que agotan la capa de ozono, en espumas, refrigeración y sistemas de acondicionamiento de aire, pueden haber contribuido significativamente al cambio climático si se utilizan en forma generalizada, lo que socavaría los esfuerzos por reducir los gases de efecto invernadero más conocidos, principalmente las emisiones de dióxido de carbono y metano resultantes del consumo de combustibles fósiles y de la deforestación.

La sinergia entre los tratados relativos a la capa de ozono y al clima puede multiplicar sus efectos sobre el desarrollo sostenible. Entre otros beneficios probables cabe mencionar una mayor eficiencia energética en los procesos y aparatos industriales y domésticos, y consecuencias secundarias respecto de los productos químicos en general, incluso en los ámbitos de la gestión de desechos y la salud humana.

El Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono se celebra este año unos 80 días antes de la conferencia de Copenhague sobre el clima. Los gobiernos deben aprovechar esta ocasión para sellar el acuerdo sobre un nuevo convenio sobre el clima de gran alcance, con objetivos ambiciosos y equitativo. Si no se adoptan medidas sobre el cambio climático, el mundo afrontará profundas perturbaciones de carácter social, económico y ambiental. El ejemplo del Protocolo de Montreal muestra claramente que no sólo es posible hacer frente a los principales problemas globales, sino que los beneficios financieros y humanos superan invariablemente el costo.