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El Secretario General

Intervención ante la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer

Nueva York, 25 de febrero de 2008

Señor Presidente del Consejo Económico y Social:
Distinguidos Ministros:
Señor Presidente de la Comisión:
Excelentísimos señores y señoras:
Representantes de la sociedad civil:
Señoras y señores:

Me siento honrado y emocionado por estar hoy aquí con ustedes.

Al encontrarme entre ustedes, los miembros de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, que tanto han trabajado en favor de la igualdad entre los géneros en todo el mundo, siento que su activismo me llena de energía y sus logros me sirven de inspiración.

Nos hemos reunido aquí para iniciar una campaña mundial dirigida a eliminar la violencia contra la mujer. Cuento con ustedes, promotores y representantes de gobiernos, de la sociedad civil y de las Naciones Unidas, para trasmitir nuestro mensaje al mundo.

La violencia contra la mujer es un problema que hay que enfrentar sin demora, como deja bien claro un rápido análisis de las estadísticas. Es probable que al menos una de cada tres mujeres sea golpeada, obligada a tener relaciones sexuales o sufra otro tipo de malos tratos a lo largo de su vida. Mediante la práctica de la selección prenatal del sexo, se niega a muchísimas más el derecho a existir. No hay país ni cultura inmune a este flagelo ni mujer, joven o vieja, que no lo haya padecido. Con demasiada frecuencia, los delitos de ese tipo y sus autores quedan impunes. Las guerras siempre son devastadoras, pero en la actualidad, en las zonas de guerra, las mujeres y las niñas se han convertido en objetivos. En los conflictos armados de hoy día la violación, la violencia sexual y el secuestro de niñas y niños para convertirlos en soldados o someterlos a la esclavitud sexual por la fuerza son armas de guerra.

En mis visitas a lugares asolados por conflictos en muchas partes del mundo, he hablado con mujeres víctimas de terribles actos de violencia. Sé que no dejará de afligirme su sufrimiento, pero en igual medida su coraje será siempre un motivo de inspiración. Esas madres, hermanas, hijas y amigas están resueltas a rehacer sus vidas.

Esta campaña es para ellas. Es una campaña para las mujeres y las niñas, que tienen derecho a vivir libres de violencia, tanto hoy día como en el futuro. Es una campaña dirigida a contrarrestar los incalculables costos de la violencia contra la mujer para toda la humanidad.

Sabemos que la desigualdad entre los géneros obstaculiza el logro de los objetivos de desarrollo del Milenio -nuestra visión común para construir un mundo mejor en el siglo XXI.

Sabemos que la violencia contra la mujer tiene graves consecuencias en términos sociales y económicos para las familias y las comunidades e incluso para naciones enteras.

Sabemos también que, con nuestra labor encaminada a erradicar la violencia contra la mujer, estamos contribuyendo al empoderamiento de nuestro mayor recurso para el desarrollo: las madres que crían a sus hijos; las legisladoras que integran los parlamentos; las mujeres que ocupan cargos directivos, las negociadoras, las maestras; las médicos, las agentes de policía, las mujeres que trabajan por la paz y muchas más.

Mi campaña para poner fin a la violencia contra la mujer se extenderá hasta 2015, la misma fecha fijada para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del Milenio.

Disponemos de iniciativas y marcos normativos sólidos que servirán de base a nuestra labor.

La Iniciativa de las Naciones Unidas contra la violencia sexual en los conflictos reúne a 12 entidades del sistema de las Naciones Unidas, desde el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz hasta la Organización Mundial de la Salud.

El Equipo de Tareas sobre la violencia contra la mujer dirige las actividades de programación conjunta a nivel nacional.

El Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para poner fin a la violencia contra la mujer, establecido hace once años, ha prestado apoyo a los asociados en distintas comunidades, naciones y regiones del mundo.

En diciembre pasado, la Asamblea General aprobó una resolución histórica sobre la violación y la violencia sexual.

Y la aprobación por el Consejo de Seguridad hace siete años de la resolución 1325 (2000), relativa a la mujer, la paz y la seguridad, constituye un hito que dio a esa cuestión la importancia que merecía.

Hoy insto de nuevo al Consejo de Seguridad a que establezca un mecanismo para vigilar la violencia contra las mujeres y las niñas, en el marco de la resolución 1325 (2000).

Recordemos que en la lucha contra la violencia contra la mujer no cabe adoptar un enfoque general. El método que funciona en un país tal vez no arroje los resultados deseados en otro. Cada nación debe elaborar su propia estrategia.

Hay sin embargo una verdad universal, aplicable a todos los países, culturas y comunidades: la violencia contra la mujer nunca es aceptable, nunca es perdonable, nunca es tolerable.

En esta campaña, me dirigiré personalmente a los líderes mundiales para dar impulso a las actividades mediante campañas nacionales.

Instaré a todos los Estados a que examinen y revisen las leyes aplicables o a que promulguen nuevas disposiciones legislativas para asegurar que los actos de violencia contra la mujer se tipifiquen como delito. Y exhortaré a todos los Estados a que hagan cumplir sus leyes para poner fin a la impunidad.

Alentaré a los medios de comunicación a que difundan ampliamente nuestro mensaje, y exhortaré a las organizaciones regionales a que fijen prioridades y metas al respecto.

Alentaré al sistema de las Naciones Unidas para que preste un apoyo más firme y efectivo a todas las partes interesadas, a nivel tanto local como nacional, regional y mundial.

Formaré una red mundial de líderes masculinos que me ayude a movilizar a los hombres y niños, líderes de ámbitos como el gobierno, las artes y el deporte, el sector empresarial y la esfera religiosa, hombres de todas las procedencias, que saben realmente lo que significa el liderazgo. Trabajaré hombro a hombro con los grupos de mujeres de todo el mundo. A ellas debemos los progresos alcanzados durante el pasado siglo, y seguirán siendo ellas las que lideren la causa en el futuro. Por último, propondré que se celebre un encuentro de alto nivel en 2010 para examinar nuestros logros, compartir mejores prácticas y trazar el camino a seguir. Estimados amigos, Nuestra campaña se basará en una alianza sólida y amplia, que reunirá a toda la sociedad para ayudarnos a poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas en todas partes. Con miras a alcanzar nuestro objetivo, hago un llamamiento a los jóvenes de todo el mundo, nuestros futuros dirigentes.

Hago un llamamiento al sector privado del mundo entero, cuyo alcance es indispensable para hacer avanzar nuestra causa. Hago un llamamiento a los grupos de mujeres de todo el mundo, cuya valentía y visión nos han permitido llegar al punto en que nos encontramos actualmente, y que seguirán marcando la pauta a seguir.

Hago un llamamiento a los hombres de todo el mundo para que den el ejemplo: que dejen claro que la violencia contra la mujer es algo propio de cobardes y que levantarse contra esa violencia es un acto que honra al hombre.

Hago un llamamiento a los Estados Miembros de todo el mundo, puesto que en ellos recae principalmente la responsabilidad.

Hago un llamamiento a todos ustedes para que prometan, junto conmigo, que unidos triunfaremos.

Muchas gracias.