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Mensaje del Secretario General con ocasión del Día Mundial de la Salud Mental

10 de octubre de 2008

Los trastornos mentales se dan en todas las culturas y en todas las etapas de la vida. Constituyen factores de riesgo para muchos otros problemas de salud o son consecuencia de ellos y demasiadas veces se presentan asociados a la pobreza, la marginación y las desventajas sociales. También aparecen con más frecuencia en medio de conflictos y desastres.

Los sistemas de salud de todo el mundo deben superar enormes obstáculos para prestar atención de salud mental y proteger los derechos humanos de las personas con trastornos graves. Los recursos disponibles resultan insuficientes, desigualmente distribuidos y usados de manera ineficaz. El resultado es que la gran mayoría de las personas con trastornos mentales no recibe cuidado alguno.

La extensión de los servicios debería ser prioritaria. En el Programa de Acción Mundial de la Organización Mundial de la Salud para paliar las lagunas en materia de salud mental, que se pone en marcha este mes, se indican las estrategias necesarias para extender la atención de salud mental utilizando intervenciones con una buena relación costo-eficacia en entornos con limitaciones de recursos. El programa apela a todas las partes -gobiernos, organismos multilaterales, donantes, organizaciones de salud pública, profesionales de la salud mental y grupos de consumidores- para que colaboren en las actividades de promoción y las intervenciones que hagan posible ese objetivo.

De manera más amplia, debemos hacer más por integrar la conciencia sobre la salud mental en todos los aspectos de la política de salud y la política social, la planificación de los sistemas de salud y la atención primaria y secundaria de salud en general. La salud mental reviste primordial importancia para el bienestar personal, las relaciones familiares y la capacidad de los individuos para contribuir a la sociedad. En este Día Mundial de la Salud Mental, reconozcamos que no puede haber salud sin salud mental.