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Mensaje del Secretario General sobre el Día de los Derechos Humanos

10 de diciembre de 2008

En este Día de los Derechos Humanos celebramos también el 60° aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

La Declaración, redactada entre la destrucción y la pobreza absolutas reinantes tras la segunda guerra mundial, refleja los anhelos de la humanidad por un futuro de prosperidad, dignidad y coexistencia pacífica.

Su aprobación marcó un hito. Hoy en día, la Declaración sigue siendo una parte esencial de la propia identidad de las Naciones Unidas.

Los retos que se nos presentan en la actualidad son tan abrumadores como los que en su momento afrontaron los autores de la Declaración.

Nos enfrentamos a una emergencia alimentaria y a una crisis financiera mundial.

El medio ambiente sigue sufriendo las agresiones de la humanidad.

Demasiados países viven bajo el yugo de la represión política.

Y, como siempre, el sufrimiento y los abusos golpean primero a los más vulnerables.

Los más afortunados de nosotros, quienes no hemos sufrido los efectos más negativos de los desastres, la pobreza o la inestabilidad, no podemos hacer caso omiso de estos retos. El efecto en cadena de los abusos y la indiferencia puede llegar a propagarse por todo el planeta.

Los derechos, especialmente las violaciones cometidas contra ellos, deben unir a todo el mundo con lazos de solidaridad.

En este Día de los Derechos Humanos, confío en que actuaremos con arreglo a nuestra responsabilidad colectiva de defender los derechos consagrados en la Declaración Universal.

Sólo podremos celebrar la majestuosa visión de tan inspirador documento cuando sus principios se apliquen plenamente en todas partes y para todos sin excepción.