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Mensaje del Secretario General con ocasión del Día Mundial de la Alimentación

Nueva York, 16 de octubre de 2008

El Día Mundial de la Alimentación llega este año en un momento de crisis. La agitación financiera mundial está agravando la preocupación por el aumento del costo de los alimentos y los combustibles, que ya ha sumido a 75 millones de personas en el abismo del hambre y la pobreza.

Esta colosal tragedia humana se está produciendo en tanto luchamos por mantener la promesa formulada en el primer objetivo de desarrollo del Milenio: reducir el hambre y la pobreza a la mitad para el año 2015. La situación sería suficientemente alarmante si se limitara a la cuestión del hambre, pero la generalizada escasez de alimentos desencadena otras amenazas, que van desde el malestar social hasta la degradación del medio ambiente, al tiempo que socava el bienestar de toda una generación, de la cual dependerá el mundo en el futuro.

Incluso antes de que empezaran a subir los precios, 8 millones de personas se acostaban hambrientas cada noche. Simultáneamente, los efectos del cambio climático, incluido el mayor riesgo de sequía, las precipitaciones más irregulares y los fenómenos meteorológicos extremos, amenazaban con enfrentar a varios millones más a la malnutrición y la escasez de agua. Ahora, con el aumento del costo de la energía y la duplicación del precio de los alimentos registrada sólo en el último año, otros 100 millones de personas podrían verse empujadas al hambre y la pobreza.

Estos desafíos críticos para la humanidad -hacer frente al cambio climático y responder a la crisis alimentaria y energética mundial- están interrelacionados y tienen carácter mundial. Así pues, exigen una respuesta mundial. Estas crisis no serán breves y, por lo tanto, requerirán una atención sostenida de los gobiernos, los donantes, las organizaciones regionales e internacionales, la sociedad civil y el sector privado durante los años venideros.

Conscientes de la magnitud y de la complejidad de este problema, las Naciones Unidas establecieron un Equipo de Tareas de Alto Nivel sobre la crisis mundial de la seguridad alimentaria, que elaboró un marco de acción amplio en que se trazaba el camino a seguir por los gobiernos, la comunidad de donantes, la sociedad civil y el sector privado.

El Día Mundial de la Alimentación constituye una oportunidad para aprovechar este impulso estudiando el tema del cambio climático y la bioenergía en el contexto de la seguridad alimentaria mundial.

Se trata de cuestiones de vida o muerte que debemos enfrentar con seriedad y decisión. En este Día Mundial de la Alimentación, insto a los gobiernos, las organizaciones y los ciudadanos a que forjen alianzas significativas para superar esos desafíos y de ese modo poder cumplir todos nuestros objetivos de desarrollo del Milenio, y, en última instancia, dar entrada a un mundo libre de hambre y pobreza.