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El Secretario General

Mensaje del Día Internacional de la Mujer

       8 de marzo de 2007



Es un honor y un agrado hacerles llegar mis más calurosos saludos en este Día Internacional de la Mujer, para mí el primero como Secretario General de las Naciones Unidas. Espero que me lleguen a conocer como su representante y su aliado en los años futuros.

Este día ofrece una oportunidad para que todos, mujeres y hombres, nos unamos en pro de una causa que toca a toda la humanidad. El empoderamiento de la mujer es no sólo un objetivo en sí mismo, sino una condición indispensable para mejorar la vida de todos los habitantes del planeta.

Nadie puede negar las claras pruebas de ello y nadie puede discutir los resultados de la Cumbre Mundial 2005, en que los dirigentes del mundo reafirmaron que la igualdad de género y los derechos humanos para todos son imprescindibles para el desarrollo, la paz y la seguridad.

No obstante, aún estamos muy lejos de convertir ese entendimiento común en práctica universal. En casi todos los países las mujeres siguen estando subrepresentadas en los puestos de adopción de decisiones. El trabajo de la mujer es subvalorado, insuficientemente remunerado o no remunerado en absoluto. De los más de 100 millones de jóvenes que no asisten a la escuela, la mayoría son niñas. De los más de 800 millones de adultos analfabetos, la mayoría son mujeres.

Lo más grave es que la violencia contra las mujeres y las niñas persiste sin disminución en todos los continentes, todos los países y todas las culturas, con efectos devastadores en la vida de las mujeres, sus familias y toda la sociedad. La mayor parte de las sociedades prohíben esa violencia, pero en la realidad frecuentemente se encubre o se tolera tácitamente.

Por eso es tan importante el Día Internacional de la Mujer. Nos recuerda nuestra responsabilidad de esforzarnos en pro de un cambio duradero de los valores y las actitudes. Nos llama a trabajar en alianzas de los gobiernos, las organizaciones internacionales y el sector privado. Nos insta a procurar una transformación de las relaciones entre mujeres y hombres en todos los niveles de la sociedad. Nos urge a fortalecer todos los medios de empoderar a la mujer y a la niña, desde la educación hasta el microcrédito.

Las Naciones Unidas deben ir a la vanguardia de esos esfuerzos. Me comprometo a hacer cuanto esté a mi alcance para que así sea, no sólo en el Día Internacional de la Mujer, sino cada día. Me preparo ansioso a trabajar con ustedes en esta misión colectiva.