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El Secretario General

Mensaje con ocasión del Día Internacional de Información sobre el peligro de las minas y la asistencia para las actividades relativas a las minas

       4 de abril de 2007



Con este Día queremos recordar que millones de personas en casi 80 países siguen viviendo bajo el temor de las minas terrestres y los restos explosivos de guerra. Estos artefactos siguen provocando 15.000 nuevas víctimas cada año. Se cobran un tributo inaceptable en vidas y mutilaciones. Causan estragos en los medios de vida de la población e impiden el acceso a la tierra, a los caminos y a los servicios básicos.

Pero este Día es también una ocasión para hacer inventario de los progresos realizados en nuestras actividades comunes para combatir el azote de las minas terrestres y los restos explosivos de guerra. Gracias a los esfuerzos concertados de todos -los Estados Miembros, las Naciones Unidas, las organizaciones no gubernamentales y los propios países afectados por las minas- hemos conseguido verdaderos progresos en nuestras actividades en relación con las minas.

Desde que el tratado sobre la prohibición del empleo de las minas antipersonal se abrió a la firma hace diez años, 153 países lo han ratificado o se han adherido a él. Se han destruido unos 40 millones de minas antipersonal almacenadas. Se ha puesto fin a la producción, la venta y la transferencia de minas antipersonal. Se han despejado extensas zonas minadas. Las víctimas reciben ahora más y mejor asistencia, rehabilitación y reintegración. Se ha establecido un sistema para facilitar el cumplimiento por las Partes de las obligaciones asumidas en el tratado.

En otro importante avance, los 32 Estados Partes en el nuevo Protocolo Cinco a la Convención sobre ciertas armas convencionales se reunirán por vez primera en noviembre para considerar la mejor forma de combatir el devastador riesgo humanitario de los restos explosivos de guerra.

Y la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad -el texto internacional de derechos humanos negociado con mayor rapidez en toda la historia- se abrió a la firma el 30 de marzo de 2007. Su objetivo es asegurar los derechos humanos de todas las personas independientemente de sus discapacidades.

Hoy aliento a todos los Estados que todavía no lo han hecho a que se adhieran lo antes posible a todos estos tratados.

Hago un llamamiento a todos los Estados para que cumplan las obligaciones que les incumben en virtud de los tratados, incluido, en el caso de los Estados que están en condiciones de hacerlo, el compromiso de prestar asistencia a los Estados afectados y a las víctimas necesitadas.

Y reitero mi llamamiento a la comunidad internacional para que aborde inmediatamente los horribles efectos humanitarios de las bombas de racimo. Estas bombas matan y mutilan indiscriminadamente a los civiles con la misma facilidad y frecuencia que las minas terrestres. La indignación internacional ha inducido a un importante grupo de países a tratar de negociar un nuevo tratado internacional que se ocupe de estas armas, complementando y reforzando así las actividades en curso. Aplaudo y aliento todas las iniciativas destinadas a reducir y, en definitiva, a eliminar, el impacto de las bombas de racimo sobre los civiles.

Son enormes los retos a que nos enfrentamos en la búsqueda del ideal de un mundo más seguro -desde el logro de una coordinación y una movilización más efectivas de los recursos a nivel internacional hasta el fortalecimiento de la capacidad a nivel nacional y local. Todos nosotros podemos contribuir a una mayor concienzación de la necesidad de superar estos retos. En este Día, hagamos el voto de redoblar nuestros esfuerzos en ese sentido.