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El Secretario General

Alocución pronunciada en la inauguración del Foro Mundial sobre la Migración y el Desarrollo

       Bruselas, 10 de julio de 2007

Alteza [Príncipe Felipe de Bélgica]
Señor Primer Ministro,
Excelentísimos señores y señoras,
Distinguidos delegados,

Me honra darles la bienvenida a la inauguración de este Foro Mundial, que constituye un hito en la labor encaminada a comprender la relación existente entre la migración internacional y el desarrollo y a aprovechar la energía de una para promover el otro.

Permítanme expresar mi profundo reconocimiento a Su Majestad el Rey Alberto de Bélgica, que se está recuperando de una intervención menor y no ha podido acompañarnos hoy. Desde aquí le deseo una pronta recuperación.

Agradezco al Príncipe Felipe que honre a este acto con su presencia, y a Su Excelencia el Primer Ministro Guy Verhofstat y al Gobierno de Bélgica por su gentil apoyo y hospitalidad. Este acto no hubiera tenido lugar sin ustedes.

El camino que nos ha conducido a todos a Bruselas ha sido largo, aunque posiblemente no ha sido tan tortuoso ni tan solitario como el recorrido por algunos de los 200 millones de migrantes del mundo. Sin embargo, a su modo, el nuestro ha sido un camino lleno de desvíos y obstáculos. Me reconforta haber llegado por fin a esta etapa.

Durante muchos años, a los Estados Miembros de nuestras Naciones Unidas les resultó difícil tratar la delicada cuestión de la migración en la escena internacional, de modo que el tema nunca ocupó un lugar destacado en el programa de la Organización, hasta que el pasado mes de septiembre se celebró el Diálogo de Alto Nivel en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Incluso entonces algunos escépticos predijeron que las posturas estarían demasiado arraigadas, que el norte y el sur se enzarzarían en un combate sin esperanza y que el diálogo genuino sería imposible.

En los últimos nueve meses se ha demostrado que esos escépticos se equivocaban. Al darnos cuenta del gran poder benéfico que tiene la migración, los viejos estereotipos se desmoronan y nuevas oportunidades se abren a nuestra imaginación. Conscientes de que la migración sigue aumentando, impulsada por la eterna búsqueda de una vida mejor, así como por fenómenos sobre los que cada vez tenemos más información, como el cambio climático, asumimos que debemos tomar medidas eficaces sin demora.

Como consecuencia de ello, bajo el sabio liderazgo de Bélgica y de mi Representante Especial para la Migración y el Desarrollo, Peter Sutherland, más de un centenar de Estados Miembros colaboraron incansablemente a lo largo del año pasado. Se aprovechó el impulso del Diálogo de Alto Nivel celebrado en 2006, partiendo de la idea propugnada por las Naciones Unidas de que nos reuniéramos en un Foro Mundial y haciendo uso de las valiosísimas aportaciones de la sociedad civil, cuyos representantes se encontraron ayer para contribuir al Foro.

Ahora que estamos aquí, debemos sacar el máximo partido de esta ocasión de hacer frente a uno de los grandes desafíos mundiales de nuestro siglo. No debemos dejar escapar este momento propicio para empezar a transformar en una oportunidad lo que demasiados perciben como una amenaza. Tenemos la obligación de comprender las repercusiones del fenómeno migratorio, de aprender unos de otros y de establecer alianzas de colaboración que pongan la migración al servicio del desarrollo. Tenemos el deber de luchar contra la marginación, el abuso y la discriminación a que todavía se enfrentan hoy algunos grupos de migrantes. Estamos llamados a avanzar juntos con valentía, en el mismo espíritu audaz que los intrépidos migrantes demuestran en todo el mundo.

Señoras y señores,

Y ¿cómo podemos lograrlo? No haciendo grandes pronunciamientos ni creando complejas estructuras nuevas. Aquí no estamos construyendo una organización para resolver los problemas del mundo en materia de migración, ni mucho menos.

Tampoco estamos aquí para trazar un plan que nos permita gestionar las corrientes internacionales de migrantes. Eso es imposible: las personas se desplazan dejándose llevar por la atracción que supone una vida mejor, empujadas por el peligro o la desesperanza, siguiendo las fuerzas del mercado o respondiendo a la llamada del corazón.

Tampoco hemos venido a dictarnos unos a otros cuántos migrantes deben venir a nuestros países o salir de ellos. Esas decisiones deben ser adoptadas individualmente en el marco de la legislación de cada país soberano.

Lo que reconocemos juntos, al encontrarnos en este Foro, es que vivimos una nueva era, la era de la movilidad, en que cada vez más personas se desplazan por el mundo y con una frecuencia creciente. Los países que forman parte del entramado de la migración son más numerosos que nunca y los migrantes viajan de un confín del mundo a otro.

Se trata de un fenómeno mundial que escapa a las categorizaciones fáciles del pasado y a sus nítidas líneas divisorias, como la que separaba a los países de origen y de destino. Hoy en día reconocemos que todos estamos juntos en esto. Las revoluciones del transporte y las comunicaciones, junto con la globalización de nuestras economías, hacen que nuestra experiencia de la migración sea distinta de la de cualquier otro momento de la historia.

No podemos detener esta fuerza de la naturaleza humana. Pero podemos hacer mucho para mejorar la experiencia de la migración. Podemos asegurar que las personas se desplacen de un modo seguro y legal en que sus derechos estén protegidos. Podemos trabajar para fortalecer los efectos positivos de la migración en el desarrollo de los países de procedencia. Podemos alentar a los países de destino a que promuevan el éxito de los migrantes, tanto en sus hogares originales como en los de adopción. Podemos tratar de que se comprenda que cuanto mejor integrados estén los migrantes, más podrán contribuir a sus países de origen, cuando regresen o como miembros activos de una diáspora mundial.

A lo largo de los próximos dos días nuestro cometido consistirá en informarnos:

Permítanme ser más concreto. En esta etapa temprana de la cooperación internacional en materia de migración y desarrollo, estamos tratando de crear confianza entre los Estados. Así pues, debemos centrar la atención en las medidas de política que pueden beneficiar a todos los elementos del entramado de la migración, pero, sobre todo, a los migrantes, sus familiares y sus comunidades.

Durante decenios, los afanes de los migrantes solitarios han ayudado a sacar de la pobreza a familias y comunidades enteras. Sus ingresos han permitido construir casas, prestar servicios sanitarios, equipar escuelas y hacer brotar empresas. Los migrantes han interconectado el mundo transmitiendo ideas y conocimientos de un país a otro, han constituido un eslabón humano dinámico entre culturas, sociedades y economías. Sin embargo, hasta fechas recientes no hemos empezado a comprender no sólo en qué medida la migración internacional afecta al desarrollo, sino cómo se pueden potenciar sus efectos con políticas inteligentes.

Esto es lo que van ustedes a tratar aquí. Al hacerlo, pueden realizar una gran contribución al bienestar colectivo de la humanidad. Veamos solamente este ejemplo: hasta los últimos años, los gobiernos no habían comprendido la importancia que tienen para el desarrollo las remesas de fondos, ni habían adoptado medidas para alentar la competencia entre los bancos y las empresas dedicadas a la transferencia de dinero. Esas medidas han reducido drásticamente los costos de transferencia en muchos mercados y, como consecuencia de ello, cada año han llegado a los residentes de los países en desarrollo miles de millones de dólares adicionales. Este Foro tiene una función esencial que desempeñar para que ese impulso fructifique.

Pero la riqueza de los migrantes no se mide solamente en dinero. También tratarán ustedes del modo en que los países de origen pueden sacar provecho del gran acervo de habilidades y conocimientos acumulado por los migrantes. ¿Cómo pueden los médicos migrantes que han prosperado en el extranjero ayudar a capacitar a la generación siguiente de profesionales en su lugar de procedencia? ¿Qué estrategias pueden aplicar los países para volver a atraer a los científicos y empresarios que se han ido? ¿Cómo podemos promover el codesarrollo de modo que, por ejemplo, los países desarrollados que contraten a profesionales muy cualificados presten asistencia a los países de origen en apoyo de la educación?

Asimismo, se hablará aquí de la contribución de los migrantes al progreso y el bienestar de los países desarrollados. También en este ámbito son evidentes las aportaciones económicas, sociales y culturales que realizan en todas partes. Sus culturas, valores y tradiciones no sólo enriquecen nuestras sociedades sino que nos permiten adaptarnos con éxito a un mundo que está cambiando con rapidez. Los migrantes han fundado innumerables empresas, que incluyen nombres tan conocidos como eBay, Mittal, Google e Intel. Y han sido pioneros en la investigación como base de la innovación. Pongamos por caso al Reino Unido, donde al menos 20 galardonados con el Premio Nobel llegaron al país como migrantes o refugiados.

Los migrantes con niveles más bajos de preparación profesional también son esenciales para el éxito de nuestras economías. Cada hora de cada día atienden a nuestros enfermos, nuestros mayores y nuestros hijos. Limpian nuestras casas, recolectan nuestras cosechas, trabajan en nuestra industria. Realizan muchas de las labores más esenciales que sustentan nuestro bienestar. Sin embargo, están empleados en sectores de la economía en que son vulnerables a la explotación, la discriminación o cosas peores. Al tiempo que aprendemos a poner la migración al servicio del desarrollo, debemos aprender a proteger los derechos de los migrantes.

Excelencias,

A través del proceso que ha conducido a este Foro, hemos llegado a comprender la interrelación existente entre el desarrollo y la migración internacional, todo ello sobre la base de la evidencia y de análisis bien fundamentados y no de la anécdota. Y esa comprensión puede sentar los cimientos de una conversación racional, orientada hacia el futuro y menos politizada sobre la migración. También puede contribuir a fomentar las alianzas de colaboración entre los países para potenciar al máximo los efectos de la migración en el desarrollo, al tiempo que se hace frente a las causas subyacentes.

Durante todo este proceso, el Gobierno de Bélgica ha ejercido un liderazgo sensato y constructivo. En cada una de las etapas ha aplicado los principios que cimientan el Foro, sentando una base sólida para su desarrollo futuro.

Bajo la incansable dirección de Su Excelencia la Embajadora Regine De Clerq, Bélgica ha formado un equipo de tareas multinacional que ha trabajado tenazmente para responder a las necesidades reales de los Estados Miembros de las Naciones Unidas. El equipo lo ha hecho en un espíritu colegiado y consultivo, actuando al servicio de este nuevo proceso dirigido por los Estados en lugar de como propietario.

Bélgica propuso un programa para el Foro basado en las aportaciones de más de 100 Estados Miembros. Pidió a los gobiernos que designaran entidades coordinadoras de los asuntos relacionados con el Foro, haciendo de ese modo más coherentes las políticas de las capitales de todo el mundo. También convocó tres reuniones de los "Amigos del Foro" a fin de consolidar el proceso. Y trabajó en colaboración con varias docenas de Estados y organizaciones internacionales para establecer el contenido sustantivo de este encuentro.

Además, asociándose con la Fundación Rey Balduino al objeto de organizar un día de la sociedad civil, Bélgica ha puesto de relieve la crucial función que desempeñan los agentes no estatales en la dinámica de la migración y el desarrollo.

Pronto la responsabilidad respecto del Foro Mundial pasará a Filipinas, uno de los agentes más importantes del mundo en el ámbito de la migración. Agradezco a Su Excelencia la Presidenta Gloria Arroyo el empeño de su Gobierno. No me cabe duda de que llevará adelante la labor iniciada por Bélgica con seriedad y destreza.

Por mi parte, seguiré firmemente comprometido con la labor del Foro y prometo mantener su vínculo con las Naciones Unidas por medio de mi Representante Especial para la Migración y el Desarrollo, Peter Sutherland. Estoy seguro de que hablo en nombre de todos nosotros al expresar mi agradecimiento por el modo en que Peter Sutherland ha generado la energía y la visión que han hecho posible este Foro.

Por último, espero que el Foro estreche la colaboración con todo el sistema de las Naciones Unidas por medio de las entidades del Grupo Mundial sobre la Migración. He pedido al Sr. Sha Zukang, Secretario General Adjunto de Asuntos Económicos y Sociales y actual Presidente del Grupo, que estudie modos de establecer sinergias entre los miembros del Grupo y el proceso del Foro.

El Gobierno de Bélgica ha pedido que el Foro produzca resultados concretos y prácticos. Puesto que el Foro no es un órgano de negociación, la voluntad de cada uno de ustedes es crucial para que se obtengan resultados. Deben hacer efectivo lo que se acuerde aquí y estudiar nuevas posibilidades de colaboración futura.

Recordemos que la migración no sólo tiene que ver con la riqueza y la pobreza; está también relacionada con el tipo de sociedades en que deseemos vivir. Tienen ustedes una oportunidad singular para contribuir a darles forma, en beneficio de las generaciones venideras.

Muchas gracias.