logo

Discurso del Secretario General a los participantes en la serie de sesiones de alto nivel
de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático

Bali, 12 de diciembre de 2007

Excelentísimo Señor
Presidente Yudhoyono,
Excelencias,
Damas y caballeros,

Quiero dar las gracias al Gobierno y al pueblo de Indonesia por habernos acogido, y a todos ustedes por su presencia aquí.

Antes de referirme a la razón por la que nos hemos reunido hoy, abordar el cambio climático, permítaseme referirme a los vergonzosos atentados perpetrados ayer en Argel contra las Naciones Unidas y civiles inocentes. Esos ataques cobardes no pueden justificarse en circunstancia alguna. El sacrificio de funcionarios de las Naciones Unidas, que están al servicio de los más altos ideales de la humanidad, y de los civiles inocentes que murieron junto a ellos no puede olvidarse ni se olvidará jamás. Los responsables de esos crímenes no podrán eludir la condena más enérgica de toda la comunidad internacional.

Al iniciar nuestra reunión en Bali, el mundo nos está mirando. Este es un momento histórico que se ha venido gestando desde hace mucho tiempo, a lo largo de décadas de cuidadoso estudio por los principales científicos del planeta y años de acaloradas discusiones entre los responsables de políticas del mundo, sin olvidar el sinnúmero de reportajes y noticias en que se ha debatido la relación entre los desastres naturales observados y el calentamiento de la Tierra.

Ahora, finalmente, nos hemos reunido en Bali para abordar el desafío que define nuestro tiempo. Nos hemos reunido aquí porque no se puede seguir hablando con ambages. La ciencia lo indica claramente. El cambio climático es un hecho y sus efectos son reales. Ha llegado el momento de actuar.

En su informe más reciente, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático nos dice que, si no actuamos, las consecuencias serán graves: aumentará el nivel de los mares, habrá inundaciones más frecuentes y más difíciles de prever, y sequías intensas, se producirán hambrunas en todo el mundo, especialmente en África y Asia Central, y se perderá hasta una tercera parte de las especies de flora y fauna.

Los expertos recalcan que la inacción será, en términos ecológicos, humanos y financieros, mucho más cara que cualquier medida que se adopte ahora.

Pero los científicos también insisten en que el combate no está perdido, que todavía podemos resolver el problema, de maneras que sean económicas y al mismo tiempo promuevan la prosperidad. Si somos creativos, podemos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover a la vez el crecimiento económico.

En ese sentido, el cambio climático tiene tanto de oportunidad como de amenaza. Nos ofrece la posibilidad de inaugurar una nueva era de economía ecológica y de desarrollo verdaderamente sostenible. Las nuevas economías pueden y deben desarrollarse con una menor intensidad de consumo de carbono, al tiempo que crean nuevo empleo y alivian la pobreza.

Excelencias,

Este giro hacia un futuro más ecológico está en sus primeras etapas y necesita estímulo con urgencia. El acuerdo multilateral que surgirá de las negociaciones en el contexto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático debe posibilitar los cambios necesarios. Debemos establecer una estructura de incentivos para los países, las empresas y las personas. No es verdad que sea imposible combatir el cambio climático si no es a expensas del desarrollo. A la larga, la prosperidad depende de que hagamos frente al problema del clima.

Existe ya un consenso incipiente sobre los elementos que deben formar la base de un acuerdo sobre el clima, incluidas la adaptación, la mitigación, la tecnología y la financiación. El acuerdo también debe ser general y debe abarcar a todas las naciones, tanto desarrolladas como en desarrollo. La atmósfera no sabe distinguir entre las emisiones de una fábrica de Asia, los gases del escape de un vehículo todo terreno en América del Norte o la deforestación en América del Sur o en África. Y el acuerdo también debe ser justo, es decir, reflejar el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas.

La cuestión de la equidad es esencial. El cambio climático nos afecta a todos, pero no a todos por igual. Los más indefensos son los más castigados. Los que menos han contribuido al problema soportan sus peores consecuencias.

Éticamente, tenemos la obligación de remediar esta injusticia y el deber de proteger a los más vulnerables.

Por esa razón, sea cual sea el acuerdo que se alcance, los países desarrollados deben seguir a la vanguardia de la reducción de las emisiones, y es preciso dar a las naciones en desarrollo incentivos para limitar el aumento de sus emisiones. Juntos podemos iniciar una nueva era de economía ecológica, una era de desarrollo verdaderamente sostenible basado en tecnología limpia y en una economía de baja emisión.

Pero también debemos adoptar medidas en respuesta a los desafíos inmediatos. Es indispensable que llevemos a efecto los compromisos ya contraídos y aseguremos la resistencia de aquellas poblaciones que se verán más afectadas por los efectos del cambio climático.

Distinguidos delegados,

Lo que el mundo espera de Bali, de todos ustedes, es la decisión de iniciar negociaciones para llegar a un acuerdo general sobre el cambio climático. Para ello es preciso establecer un programa, una hoja de ruta hacia un futuro climático más seguro, con un calendario firme que permita alcanzar el resultado a más tardar en 2009. La fecha es crucial, no sólo para la continuidad después de 2012, cuando concluya el primer período de compromiso del Protocolo de Kyoto, sino para hacer frente a la urgencia desesperada de la situación.

Es alentador el progreso de las negociaciones sobre la Convención y el Protocolo de Kyoto. La aplicación y la ampliación de los acuerdos sobre deforestación, adaptación y tecnología serán importantes tanto ahora como en el período posterior a 2012.

También observo con satisfacción las iniciativas de los países del Anexo I en pro de la aplicación de una serie de medidas importantes de mitigación del cambio climático. Reconozco las medidas que están adoptando los países no incluidos en el Anexo I por medio de nuevos planes, políticas y medidas nacionales sobre el clima con miras al desarrollo sostenible. Acojo complacido esas iniciativas e insto a que, como señalé en declaraciones formuladas en el curso de estas negociaciones, esos países lleven a la práctica su intención expresada de hacer aun más.

No será fácil alcanzar un acuerdo general sobre el clima. Los instrumentos apropiados para ese acuerdo nos ayudarán a aplicarlo de manera eficaz en función del costo y las Naciones Unidas harán todo lo posible para ayudarlos en esa tarea. Estamos dispuestos a cumplir los mandatos que ustedes ya nos han confiado, apoyarlos a lo largo de las negociaciones y contribuir a la aplicación de los acuerdos que se alcancen.

Todos los organismos, fondos y programas de las Naciones Unidas están comprometidos en este empeño. Es nuestra determinación ser parte de la respuesta al cambio climático. Ciertamente, como se indica en el documento de síntesis que se ha distribuido a todas las delegaciones, los jefes ejecutivos del sistema de las Naciones Unidas ya han empezado a definir una contribución conjunta de la Organización en la materia.

A medida que avancemos en esta labor, seguiremos construyendo una base fiable, coherente y científica para comprender lo que está sucediendo a nuestro planeta y arbitrar la mejor manera de responder al problema. Seguiremos ampliando el apoyo a medidas a nivel mundial, regional y nacional para hacer frente al cambio climático, sobre la base del programa que ustedes determinen. Y predicaremos con el ejemplo, haciendo lo necesario hasta que todo el sistema de las Naciones Unidas sea neutral en emisiones de dióxido de carbono.

Excelencias,

Esta es la oportunidad de estar a la altura de ese llamamiento. Si no conseguimos en Bali ese avance fundamental, habremos decepcionado no sólo a nuestros líderes, sino a todos los que esperan de nosotros soluciones efectivas, es decir, los pueblos del mundo.

Este es el reto moral de nuestra generación. El mundo no es el único que nos está mirando; las generaciones venideras dependen de nosotros. No podemos privar a nuestros hijos de su futuro.

Todos somos parte del problema del calentamiento de la Tierra. La solución también nos incumbe a todos, y comienza en Bali. Trabajemos entonces para transformar la crisis del clima en un pacto por el clima.

Muchas gracias.