logo

Discurso del Sr. Kofi Annan, Secretario General,
con motivo de la apertura de la serie de sesiones plenarias
de la reunión de alto nivel de la asamblea general sobre el VIH/SIDA


Nueva York, 31 de mayo de 2006

Gracias, Sr. Presidente.

En primer lugar, deseo sumar mi voz a los homenajes que se han rendido al Sr. Lee Jong-Wook, quien tanto contribuyó en calidad de dirigente de la Organización Mundial de la Salud a nuestra lucha contra el VIH/SIDA y a nuestro esfuerzo en pro de la salud en todo el mundo. Su muerte supone un duro golpe para todos nosotros.

Excelentísimos señores y amigos:

Tal semana como la próxima hace 25 años el mundo oyó por primera vez hablar del VIH/SIDA. Con una mirada retrospectiva, esa edad de la inocencia, si se me permite la expresión, parece ser no sólo de otra época sino también de otro mundo.

Desde entonces, la evolución del VIH/SIDA presenta un cariz que no solemos percibir sino en las pesadillas. Su propagación ha sido mayor, más rápida y con unos efectos más devastadores a largo plazo que cualquier otra enfermedad. Su incidencia se ha convertido en un demoledor obstáculo al progreso de la humanidad. En apenas 25 años, el VIH/SIDA ha pasado de estar sumido en una oscuridad de alcance local a constituir una emergencia mundial.

El mundo tardó demasiado tiempo en reaccionar. La respuesta al SIDA sucumbió a su negación y millones de personas perdieron la vida por ello.

Sin embargo, esa situación ha cambiado en los últimos años. La respuesta ha cobrado un ímpetu genuino. El verdadero punto de inflexión se produjo hace cinco años, cuando la Asamblea celebró su período extraordinario de sesiones sobre el VIH/SIDA. Con ocasión de la apertura de esa reunión, manifesté mi esperanza de que fuera un período de sesiones realmente extraordinario. Esa esperanza se ha visto confirmada.

Gracias al período de sesiones, la respuesta mundial fue impulsada a otro nivel. En virtud de la Declaración de compromiso, los Estados Miembros aprobaron una serie de metas específicas con unos plazos precisos para combatir la epidemia.

Excelentísimos señores: El informe que he presentado a esta Asamblea ofrece una actualización cabal de los avances registrados desde entonces. Permítanme que señale a su atención algunos puntos en particular.

Un número considerable de países ha conseguido alcanzar una serie de objetivos fundamentales. Más del 70% de ellos han cuadruplicado el acceso a los servicios de asesoramiento y pruebas de detección del VIH. Más del 20% han alcanzado el objetivo de la iniciativa "3 millones para 2005", dispensando tratamiento a base de antirretrovirales al menos a la mitad de la población necesitada. Se ha cumplido el objetivo de financiación en el plano mundial y el Fondo Mundial por el que yo abogué ya es plenamente operativo.

Con todo, la gran mayoría de los países presenta unas inquietantes deficiencias en el cumplimiento de las metas de la Declaración, deficiencias que se revelan mortíferas. Por ejemplo, el grueso de los países no ha logrado aún que la juventud tenga un conocimiento exacto del VIH ni de las modalidades de infección.

Asimismo, el mundo ha mostrado una desaprensiva lentitud en la consecución de uno de los aspectos más esenciales del empeño: las medidas para combatir la propagación del SIDA entre las mujeres y las niñas. En la Declaración, los países se comprometieron a aprobar estrategias nacionales para promover los derechos de las mujeres, proteger a las mujeres y las niñas contra toda forma de discriminación y empoderarlas para protegerse a sí mismas frente al VIH.

Con todo, las infecciones están progresando actualmente entre las mujeres de todo el mundo, especialmente entre las mujeres jóvenes. A nivel mundial, el número de mujeres jóvenes infectadas duplica con creces el correspondiente a los hombres de su mismo grupo de edad.

Excelentísimos señores:

Es en estos ámbitos donde debemos aplicar la principal lección aprendida en los últimos 25 años: únicamente podremos vencer a esta enfermedad si trabajamos juntos con determinación y en concertación. Para ello se requiere de todos ustedes un liderazgo visionario, así como una alianza sin precedentes entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil.

Por ello, es fundamental que contemos con una sociedad civil que participe plenamente en esta reunión de alto nivel. Me conforta que dentro de breves momentos intervendrá por primer vez ante la Asamblea General una persona que vive con el VIH: Khensani Mavasa de Sudáfrica.

Amigos:

Esta reunión ha de trazar el camino a seguir. Debe marcarnos firmemente el rumbo para acercarnos en la máxima medida posible a un acceso universal a la prevención del VIH, su tratamiento, cuidado y apoyo en 2010, objetivo que ustedes suscribieron en la Cumbre Mundial celebrada el pasado mes de septiembre. Debe impulsarnos con decisión hacia nuestro destino: el objetivo de desarrollo del Milenio consistente en contener y comenzar a invertir la propagación del VIH y el SIDA entre las mujeres, los hombres y los niños en el horizonte de 2015.

Cuento con las dotes personales de mando de cada uno de ustedes para que nos lleven a ese destino. Está en juego nada menos que el futuro de la humanidad.

Muchas gracias