EL SECRETARIO GENERAL

MENSAJE EN EL DÍA MUNDIAL DE LOS REFUGIADOS

20 de junio de 2005

La mayoría de nosotros va a diario por la vida sin tener nunca que hacer frente al terror, el miedo, el conflicto y la persecución que han obligado a huir a millones de refugiados en todo el mundo. Olvidamos fácilmente que la mayor parte de los refugiados es gente simplemente como nosotros, con hogares, familias, trabajo y sueños -todo lo cual tienen que abandonar en la búsqueda desesperada de seguridad en un medio desconocido. Enfrentada a un futuro incierto, esa gente común y corriente debe armarse de un valor extraordinario para sobrevivir y para rehacer su vida destruida.

En este Día Mundial de los Refugiados, honramos el espíritu y el valor indómitos de los millones de refugiados del mundo. Muchos padecen enormes sufrimientos sin perder la esperanza y encuentran las fuerzas para superar la desesperación e iniciar una nueva vida a pesar de tenerlo aparentemente todo en su contra. Podemos ser testigos de su valor cada día en los vastos campamentos de refugiados de Asia y África, donde familias enteras asisten a clases para aprender nuevos oficios mientras aguardan ansiosamente el día en que puedan finalmente volver a sus hogares y empezar a rehacer su vida y a reconstruir su país. Lo vemos en el Afganistán, en Angola, en Sierra Leona y en docenas de otros países, donde millones de refugiados regresan a una patria destrozada por la guerra con nuevas esperanzas para el futuro. Lo vemos en aldeas y ciudades de todo el mundo en las que los refugiados reasentados, sin poder volver a sus propios países, han traído nueva vida, prosperidad y una rica diversidad cultural a las comunidades que los han acogido.

Durante los últimos cinco decenios, ha sido el deber y el privilegio de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ayudar a más de 50 millones de personas desarraigadas a rehacer sus vidas destruidas. Hoy día, en 115 países, entre los que figuran muchos de los lugares más difíciles y peligrosos del mundo, el personal del ACNUR ayuda a 17 millones de refugiados y a otras personas necesitadas. En su noble tarea, también ellos dan muestra de valor -un valor inspirado indudablemente por la misma gente a la que prestan servicio. Como dijo un oficial de campo del ACNUR en medio de una crisis, si los refugiados, que se han quedado sin nada, no pierden la esperanza, ¿cómo podemos perderla nosotros?

La historia de cada refugiado es diferente y cada pérdida es una pérdida personal. Pero en este Día Mundial de los Refugiados todos podemos encontrar inspiración en el valor y la perseverancia que comparten para superar la adversidad y construir un futuro mejor.