Secretario General

Discurso de apertura de la Conferencia Internacional sobre el Iraq

Bruselas, 22 de junio de 2005

Excelentísimas Señoras, Excelentísimos Señores,

Señoras y Señores:

Les agradezco a todos ustedes, representantes de casi la mitad de las naciones del mundo, su presencia hoy aquí, en esta Conferencia, desde donde enviarán un importante mensaje, que espero llegue claramente al Iraq y a los cuatro confines del mundo: la comunidad internacional apoya al Gobierno y al pueblo del Iraq y está empeñada en que la tarea de reconstrucción de ese país, como se esbozó hace un año en la resolución 1546 del Consejo de Seguridad, se vea coronada por el éxito.

La numerosa y diversa delegación iraquí a esta Conferencia nos ha presentado una idea global del futuro, que abarca los tres principales ámbitos en que las Naciones Unidas tiene el mandato de actuar: el proceso político, la reconstrucción y el imperio de la ley. Todos nosotros debemos contribuir generosamente a esa idea y forjar una verdadera asociación entre la comunidad internacional y el Gobierno de Transición del Iraq, una asociación que produzca beneficios tangibles para la vida cotidiana de los ciudadanos iraquíes.

Muchos iraquíes están soportando terribles tribulaciones y sufrimientos, y pese a ello tratan de reconstruir su país con un coraje y una constancia que sólo pueden suscitar nuestra admiración. El pueblo del Iraq ha hecho importantes progresos en la transición política y en las elecciones directas celebradas el 30 de enero, demostró que deseaba tomar las riendas de su futuro. Las Naciones Unidas se enorgullecen de haber participado en la celebración efectiva de las elecciones y en haber ayudado a los iraquíes a cumplir cada uno de los plazos fijados en el último año. Las autoridades recién elegidas tienen ahora la responsabilidad soberana, y la pesada carga, de conducir su país con éxito a través de las siguientes etapas de la transición.

Los iraquíes deben aunar fuerzas para elaborar una nueva constitución, en un proceso incluyente, participatorio y transparente, que responda a las demandas de todos los ciudadanos. El logro del consenso sobre una nueva constitución requerirá soluciones de compromiso, pero esas soluciones son posibles y fecundas, como ha demostrado el acuerdo concertado la semana pasada sobre la participación de representantes árabes sunitas en el comité de redacción de la Constitución. El futuro ha de ser compromiso y reconciliación y no odio y violencia. Los iraquíes deben descubrirlo en su fuero interno y ponerse de acuerdo para salvar las diferencias.

El restablecimiento de la seguridad tiene que ser una prioridad, pero, en última instancia, los problemas políticos requieren soluciones políticas. Si el proceso no incluye a todos, es muy poco probable que las iniciativas de seguridad den resultados duraderos. También es fundamental un proceso político fidedigno para que las nuevas instituciones del Iraq se consoliden y prosperen y para que el imperio de la ley y los derechos humanos cobren pujanza.

Las iniciativas políticas son además importantes porque determinarán el lugar del Iraq en la comunidad internacional. Espero que se adopten con urgencia medidas concretas para normalizar sus relaciones con el resto del mundo, así como su situación en la región. También es necesario acelerar la reconstrucción, el desarrollo y la asistencia humanitaria. El Gobierno del Iraq, a través del Ministerio de Planificación y Desarrollo, ha logrado coordinar rápidamente la asistencia de los donantes. Esta conferencia debe permitir que el Gobierno aproveche plenamente el asesoramiento, los conocimientos y los recursos disponibles dentro y fuera del país. Y la reunión de donantes que se celebrará el mes próximo en Ammán debe asegurar que esos recursos estén realmente disponibles.

Las Naciones Unidas seguiremos cumpliendo nuestro mandato en la mayor medida posible, como lo hemos cumplido hasta ahora. Las elecciones del 30 de enero se anunciaron ampliamente. Los buenos oficios de las Naciones Unidas permitieron salvar diferencias. Estamos prestando asistencia concreta al proceso de elaboración de la constitución y estamos apoyando la creación de capacidad institucional y coordinando la asistencia de los donantes.

El éxito de nuestro esfuerzo colectivo se reflejará en la mejor distribución internacional de la carga y en una vida mejor para los ciudadanos iraquíes, que esperan de esta Conferencia pruebas claras de que la comunidad internacional será su compañera dedicada y entusiasta en el arduo camino que los conducirá a un Iraq estable, pacífico y democrático. Con nuestras palabras y, más importante aún, con nuestros hechos, debemos asegurarles que no los defraudaremos.

Muchas gracias.