EL SECRETARIO GENERAL

MENSAJE EN EL DECIMO ANIVERSARIO DEL GENOCIDIO EN RUANDA

7 de abril de 2004

El genocidio en Ruanda no debería jamás haber ocurrido. Ni la Secretaría General de las Naciones Unidas, ni el Consejo de Seguridad ni los Estados Miembros, ni la prensa internacional, prestaron suficiente atención a la evidente acumulación de síntomas de desastre. Ochocientos mil hombres, mujeres y niños, fueron abandonados a la más brutal de las muertes, ya que el vecino mató al vecino, y los santuarios como iglesias y hospitales fueron transformados en lugares de matanzas. La comunidad internacional fracasó en Ruanda, y eso debe dejarnos con un sentido de amargo rechazo y pena permanente.

Diez años después, estamos todavía tratando de juntar las piezas. En la propia Ruanda, las Naciones Unidas está haciendo su mejor esfuerzo para ayudar a la gente a recuperarse y reconciliarse. Estamos presentes en todo el país, limpiando minas, repatriando refugiados, rehabilitando clínicas y escuelas, construyendo el sistema judicial, y muchas otras tareas. En Tanzania, un tribunal penal de las Naciones Unidas, ha emitido veredictos pioneros, incluyendo en ser el primero en hallar a un ex jefe de gobierno responsable por genocidio y a periodistas, culpables de genocidio, y el primero en determinar que la violación fue utilizada como un acto de genocidio. Con estos y otros pasos, las Naciones Unidas está haciendo lo mejor que puede para ayudar a Ruanda a hallar un camino para una seguridad y una paz duraderas, consigo misma y con sus vecinos.

Pero estamos confiados de que, enfrentados hoy a un nuevo Ruanda, ¿podríamos responder de manera efectiva, en tiempo oportuno? No podemos por ningún medio estar seguros de que ciertamente lo haríamos. Y el riesgo de genocidio permanece real de una manera alarmante. Por eso he decidido utilizar este aniversario para anunciar ante la Comisión de Derechos Humanos, un Plan de Acción para Prevenir el Genocidio que involucre a todo el Sistema de las Naciones Unidas. No podemos esperar hasta que lo peor haya sucedido, o esté todavía sucediendo, o firmar documentos inútiles o adoptar una cruel indiferencia. El mundo debe estar mejor equipado para prevenir el genocidio, y actuar decisivamente para frenarlo cuando falla la prevención.

El minuto de silencio que está siendo observado en el mundo entero en el Día Internacional de Reflexión sobre el Genocidio de Ruanda, es una oportunidad de estar unidos de una manera en que no lo estuvimos hace diez años. Espero que este minuto enviará un mensaje que resonará en los años por venir, un mensaje de arrepentimiento por el pasado, de fuerte resolución para prevenir que nunca jamás vuelva a suceder semejante tragedia. Que las víctimas del genocidio puedan descansar en paz. Que nuestra existencia sea marcada de manera permanente por sus sacrificios. Y que esta tragedia nos lleve a ensayar, de manera conjunta, tratarnos los unos a los otros como miembros de una sola y misma familia humana.


Traducción no oficial del Centro de Información de las Naciones Unidas para Argentina y Uruguay (CINU en Buenos Aires)-Abril de 2004