MENSAJE DEL SECRETARIO GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS

DECLARACIÓN SOBRE IRAQ

New York, 20 Marzo, 2003

Hoy, a pesar de los mejores esfuerzos de la comunidad internacional y las Naciones Unidas, la guerra ha llegado a Iraq por tercera vez en un cuarto de siglo.

Quizás si hubiéramos perseverado un poco más, Iraq podría haber sido desarmado pacíficamente o -en caso contrario- el mundo habría actuado para resolver este problema mediante una decisión colectiva, otorgándole una mayor legitimidad y, por tanto, ganando un mayor apoyo que el obtenido ahora.

Pero no hay que insistir en las divisiones del pasado. Enfrentemos las realidades del presente, aunque sean más duras, y busquemos maneras de forjar una unidad más fuerte en el futuro.

Mis pensamientos están hoy con el pueblo iraquí, que atraviesa por otra terrible experiencia. Espero que todas las partes observen, escrupulosamente, los requerimientos del derecho humanitario internacional y hagan todo lo que esté en su poder para proteger a la población civil de las sombrías consecuencias de la guerra. Las Naciones Unidas, por su parte, harán todo lo que puedan para brindarles asistencia. Esperemos que para el pueblo iraquí el futuro sea mucho más prometedor que el pasado reciente, y que pronto pueda tener la oportunidad de reconstruir su país en paz y en libertad, bajo el estado de derecho.

En las últimas semanas, los pueblos del mundo han demostrado la gran importancia que dan a la legitimidad expresada por la autoridad de las Naciones Unidas. Han dejado claro que, al confrontar la incertidumbre y el peligro, ellos quieren ver que el poder sirva a la legitimidad. Quieren que sus líderes se reúnan en las Naciones Unidas para abordar los problemas que comparte toda la humanidad.

Haré todo lo posible para asegurar que las Naciones Unidas se alcen frente a este desafío.


Traducción no oficial del Centro de Información de las Naciones Unidas para Lima, Perú.
15 de marzo de 2003