Eelco Nicolaas Van Kleffens (Países Bajos)

Presidente del noveno período de sesiones de la Asamblea General

Fotografía del Sr.  Eelco Nicolaas Van Kleffens

«Frisia non cantat»- «Frisia no canta», dijo Tácito, con referencia a las características de la provincia de Frisia, en el norte de los Países Bajos, cuyos habitantes, pese a ser mundialmente conocidos por su inteligencia, también se destacan por encontrarse entre los más testarudos y tenaces del mundo.

Este gran historiador tal vez habría reconsiderado su veredicto si hubiese estado presente en el período de sesiones de 1954 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, puesto que tuvo lugar bajo la presidencia de uno de los hijos predilectos de «Frisia», el Dr. Eelco van Kleffens, de los Países Bajos; y si los logros obtenidos en una serie de responsabilidades internacionales importantes es un criterio para el éxito, la Asamblea puede estar segura de que tendrá un líder que, pese a no «cantar», será muy capaz de llevar a cabo una actuación brillante.

En su discurso de aceptación de la presidencia, el Dr. van Kleffens explicó a la Asamblea que lo que el mundo esperaba de ella en la gravísima situación sin precedentes que causó la amenaza de la bomba termo-nuclear era una contribución a la paz mundial sobre la base del vivir y dejar vivir.

Es fácil apreciar la importancia de la contribución del nuevo Presidente a la paz mundial al hacer un recorrido por su vida. Los filólogos y los supersticiosos, tal vez, estén interesados en saber que su apellido significa «promontorio en el acantilado», lugares que se usaban como resguardos en casos de desastre.

Elco Nicolaas Van Kleffens nació en la pequeña ciudad frisona de Heerenveen, el 17 de noviembre de 1914. Por lo tanto, celebrará su sexagésimo cumpleaños durante su período al mando de la oficina más importante de las Naciones Unidas. Sus padres eran Henricus Cato van Kleffens, Fiscal del Distrito de Heerenveen, posteriormente Abogado general del Distrito de Arnhem, y Jeannette Frésine Veenhoven.

Poco después de obtener su título de Doctor en Derecho por la Universidad de Leyden, con su tesis titulada «Relaciones entre los Países Bajos y Japón, 1605-1918», este joven abogado se embarcó en la carrera diplomática, gracias a la que obtuvo el reconocimiento tanto de su país como de todo el mundo.

Tras dos años en la Secretaría de la Sociedad de Naciones, el Dr. van Kleffens entró a formar parte del Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos, donde ocupó una serie de puestos de gran relevancia, que culminarían con su nombramiento como Ministro de Asuntos Exteriores en una fecha tan crucial como agosto de 1939, a solo unas semanas del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Ocupó este cargo durante los años de la guerra, cuando el Gobierno holandés se encontraba exiliado en Londres, y durante este tiempo escribió «Juggernaut over Holland», un testimonio gráfico de la invasión de su país por los nazis.

Entre otras cosas, el libro relata la dramática huída a Inglaterra, en hidroavión, por parte del Ministro de Asuntos Exteriores y su esposa, cuando el Gobierno decidió que algunos de sus miembros debían salir del país y buscar refugio en territorios Aliados, de forma que la voz del Gobierno legítimo de los Países Bajos no fuera silenciada.

Además de publicarse en Inglaterra y en los Estados Unidos, el libro fue introducido en la Holanda ocupada, donde alcanzó la cuadragésimo-sexta edición clandestina y proporcionó un importante apoyo moral al pueblo holandés en aquellos momentos de persecución y adversidad. Asimismo, ayudó de una forma muy concreta, dado que se distribuía entre los miembros de la bolsa de valores de Ámsterdam, a un precio de diez florines por hora, cantidad que se destinó a financiar a la resistencia holandesa.

Temprana relación con las Naciones Unidas

El Dr. van Kleffens se mantuvo en el cargo de Ministro de Asuntos Exteriores hasta 1946, cuando renunció para representar a su país en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Conservó su puesto en el Gobierno al ser nombrado Ministro sin cartera.

Los vínculos del nuevo Presidente con las Naciones Unidas datan de sus primeros tiempos. En 1945, fue Presidente de la delegación de los Países Bajos ante la Conferencia de San Francisco, en la que se redactó la Carta de las Naciones Unidas. Asimismo, fue Presidente de la delegación de su país durante la primera parte del primer período de sesiones de la Asamblea General, que tuvo lugar en Londres, en enero de 1946, y Vicepresidente durante la segunda parte del período, que se desarrolló en Flushing Meadow (Nueva York), en otoño del mismo año.

Tras dieciocho meses como representante permanente ante las Naciones Unidas, el Dr. van Kleffens fue nombrado Embajador de los Países Bajos en Washington en julio de 1947. Se mantendría en este puesto hasta 1950, cuando, por petición propia, y con motivo de los problemas de salud de su esposa, se trasladó a Lisboa, donde, desde entonces, ocuparía el cargo de Ministro de los Países Bajos ante Portugal. Tras su ejercicio en Lisboa, también fue nombrado Ministro de Estado, uno de los cargos más importantes en los Países Bajos. Su nombramiento tiene carácter vitalicio y quienes ocupan dicho puesto actúan como Asesores de la Corona.

Durante su etapa en el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Dr. van Kleffens realizó diversas misiones de vital importancia en los más diversos lugares del mundo. Fue uno de los signatarios de la inicial unión del Benelux entre Holanda, Bélgica y Luxemburgo en 1944, y dos años antes, en 1942, habría desempeñado un importante papel en dos conferencias de Washington en las que se prepararon los planes de los Aliados para el desarrollo de la guerra en el Pacífico.

No obstante, para poder rendir cuenta de la importante carrera del Dr. van Kleffens, es necesario reseñar su paso por una de sus instituciones más queridas, la Academia de Derecho internacional de La Haya, donde estudiantes de todo el mundo se reúnen cada año para asistir a cursos sobre Derecho internacional y otras materias afines, dictados por expertos de renombre internacional. A comienzos de 1930, el Dr. van Kleffens fue nombrado Secretario General de la Academia, y ha sido, desde entonces, un importante miembro de su órgano directivo, el «Curatorium».

Una filosofía para las relaciones

La vasta experiencia del nuevo Presidente le ha brindado una importante visión acerca del funcionamiento de las relaciones internacionales. En una reciente carta al editor de un periódico de Washington, resumía sus propias creencias acerca de estos asuntos según figura a continuación, con un credo basado en una «regla práctica» para hacer realidad el fundamento de "vivir y dejar vivir" del que habló en su discurso de aceptación ante la Asamblea General.

Tengo una filosofía muy simple al respecto - escribía - el viejo aforismo romano de 'honeste vivere; alterurn non laedere; suum cuique tribuere' (vivir honorablemente; no ofender a nadie; y dar a cada uno lo que merece). Y no llamo a esto un mero principio abstracto o moral, sino una regla práctica para vivir y dejar vivir, que puede aplicarse por los Estados y los individuos, y perfectamente válida incluso desde el punto de vista del interés propio. No solo no se interpone en el camino de organización internacional alguna, sino que abre igualmente toda posibilidad para avanzar en esta dirección.

La confianza del Dr. van Kleffens en las posibilidades de la organización internacional cuyo más alto cargo ocupa en la actualidad se enfatizó aun más en una conferencia de prensa que él mismo convocó en la sede de las Naciones Unidas pocos días antes de la apertura de la Asamblea.

Es bonito ver a una institución crecer y desarrollarse cuando has participado de una forma tan activa en traerla al mundo, dijo. Lo que fueron esperanza y predicciones en 1945 en San Francisco es ahora una realidad. ¿Quién podría imaginar el mundo actual sin las Naciones Unidas? Son tan esenciales en nuestros días, como la radio lo es en nuestros hogares. Son una de esas cosas que deberían inventarse si no existiesen: ya no podemos vivir sin ellas.

El Dr. van Kleffens continuaba enfatizando la responsabilidad de los gobiernos de hacer un uso apropiado de los mecanismos de las Naciones Unidas. Señalando que las Naciones Unidas no son ni más ni menos que un instrumento, dijo: Lo que logren o dejen de lograr compete solo a los gobiernos. Una aspiradora, si nadie la usa, simplemente se oxidaría en el desván. A quienes deberíamos responsabilizar de hacer de ellas lo que sus fundadores quisieron es a los gobiernos.

El nuevo presidente, asimismo, rindió un gran tributo a las funciones de la prensa. No podía imaginar a las Naciones Unidas trabajando sin una prensa bien informada, dijo, y añadió que si fuese elegido, la puerta de la oficina del Presidente siempre estaría abierta a los periodistas.

Y esto es solo un breve recuento de la carrera pública del nuevo Presidente. En su faceta personal, es un hombre de gustos conservadores, que ama disfrutar de su vida familiar. En 1935, el Dr. van Kleffens contrajo matrimonio con Margaret Horstman, hija de padre holandés y madre estadounidense. Junto con su vivienda oficial en Lisboa, el Ministro y su esposa poseen una casa en el campo, a unos cuarenta kilómetros de la capital, donde pasan todo el tiempo que sus agendas les permiten, y donde les gusta recibir a sus amigos de manera informal.

Una casa en Almoçagême Situada en la pequeña ciudad de Almoçagême, cerca de Sintra, su casa se llama Casal de Santa Filomena, y "casal" significa en portugués "casa de matrimonio". La pareja ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo a la renovación de Santa Filomena, que se encontraba en un estado ruinoso y primitivo cuando los Sres. van Kleffens lo adquirieron hace tres años. Hoy, sin embargo, es en todos los sentidos un hogar perfecto: sin pretensiones, acogedor y encantador, y con un jardín al que Margaret van Kleffens ha dedicado bastante esfuerzo, y al que el Ministro contribuye quitando las malas hierbas y recogiendo caracoles.

Entre sus otros pasatiempos favoritos se encuentran la navegación y salir a pasear, y en los fines de semana es normal ver a la atlética y delgada figura de Eelco van Kleffens caminando por los escarpados caminos en las proximidades de Almoçagême, seguido por el caniche negro de la familia, Jansen. De hecho, Jansen no es solo uno de los más preciados tesoros de la familia van Kleffens, sino que también es casi una celebridad internacional. En Nueva York, así como en Washington, esta criatura tan llena de vida animó muchas reuniones, tanto formales como informales, y seguro que al saber que esta vez no ha cruzado el Atlántico junto a sus dueños decepcionará a muchos.

Siempre que sus obligaciones oficiales se lo permiten, al Ministro le gusta pasar sus tardes de forma tranquila en su casa, leyendo o escuchando música clásica con su esposa. Es un ávido lector, especialmente de libros de Historia, biografías, Derecho y Sociología. Igualmente, tiene una gran preparación lingüística, dado que habla cuatro idiomas a la perfección - holandés, inglés, francés y alemán - y ahora con el portugués, casi cinco, aunque admite que esta es una de las lenguas más difíciles a cuyo aprendizaje se ha enfrentado. Tal vez como corolario de sus habilidades lingüísticas, le encanta jugar al «Scrabble»; de hecho, uno de sus colegas más cercanos le describe como «un mago» en el juego. Curiosamente, pese a su mente precisa y brillante en el ámbito legal, es prácticamente alérgico a las matemáticas en todas sus formas.

En las dificultades, un reto

Es cuidadoso, ordenado y meticuloso tanto en su vida personal como oficial, y realiza todas sus responsabilidades con impecable rigor. Igualmente destacable es su carácter emprendedor. Se enfrenta a todos los problemas, desde las dificultades más mínimas hasta las cuestiones internacionales más complejas, con ingenio y una determinación incansable. Cuanto más arduo es el problema, más grande es el reto, y más contento está el Dr. van Kleffens de tener una oportunidad para resolverlo. Recibe la inestimable ayuda de su sentido del humor, tranquilo pero infalible, que es mágicamente eficaz a la hora de calmar las situaciones potencialmente más complicadas.

A su manera, el nuevo Presidente es tranquilo y sin pretensiones. Pero como sus numerosos amigos saben, tras su apariencia discreta se esconde una fuente de saber y de ingenio, y una calidez humana que le otorga la entusiasta lealtad de todo el que trabaja con y para él.

Es también increíblemente observador, y tiene un exquisito gusto por el detalle y un gran poder de retenerlo, que normalmente asombra a sus colegas. Se añade a esto una mente excepcionalmente lúcida, con una habilidad sobresaliente para la formulación concisa y el juicio equilibrado, por lo que se aprecia que la Asamblea tiene un capitán cuyo experto manejo del timón puede convertir el período de sesiones de 1954 en un fructífero viaje.

Parece que Frisia tiene, por fin, algo importante sobre lo que «cantar».

 


El contenido de esta página es una traducción no oficial, elaborada con la participación de la Facultad de Traducción de la Universidad de Salamanca.

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