Los alimentos y el desarrollo sostenible


Este 18 de junio celebramos el Día de la Gastronomía Sostenible. El conjunto de platos y usos culinarios propios de un determinado lugar es una expresión más de la diversidad natural y cultural del planeta. Con la celebración de este Día se intentan promover unos hábitos alimenticios —que incluyen la producción, preparación y consumición de alimentos— más respetuosos con el medio ambiente y con las tradiciones locales.

Este tipo de gastronomía puede desempeñar un papel fundamental en el desarrollo sostenible, sobre todo de las comunidades menos favorecidas, ya que promociona el desarrollo agrícola, la seguridad alimentaria, la nutrición, la producción sostenible de alimentos y la conservación de la biodiversidad.

De otro lado, implementar una gastronomía sostenible, contribuye al cumplimiento del objetivo de desarrollo sostenibles número 2: "Un mundo #HambreCero para el 2030 es posible".

Todo ello apunta a que este enfoque de la gastronomía reafirma la idea de que todas las culturas y civilizaciones pueden contribuir al desarrollo sostenible y desempeñan un papel crucial en su facilitación.

Etiquetar el origen de nuestros alimentos

Los productos alimenticios vinculados a su lugar de origen ofrecen beneficiosos a nivel económico y social para las áreas rurales además de promover el desarrollo sostenible, generando así un valor comercial anual de más de 50 000 millones de dólares en todo el mundo. Dichos productos tienen características, cualidades o reputaciones específicas derivadas de su origen geográfico.

El estudio “Fortalecer sistemas alimentarios sostenibles mediante indicaciones geográficas” de la FAO y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) analiza el impacto económico del registro de Indicaciones Geográficas en nueve estudios de caso:

  • Café colombiano
  • Té Darjeeling (India).
  • Col Futog (Serbia).
  • Café Kona (Estados Unidos).
  • Queso Manchego (España).
  • Pimienta Penja (Camerún).
  • Azafrán de Taliouine (Marruecos).
  • Queso Tête de Moine (Suiza).
  • Vino Vale dos Vinhedos (Brasil).

El registro de productos vinculados a su lugar de origen tiene implicaciones que van mucho más allá de las ganancias económicas. Los productores y procesadores locales en la cadena de valor ayudan a hacer que los sistemas alimentarios sean más inclusivos y más eficientes. Juntos, los productores desarrollan las especificaciones del producto y promueven y protegen la etiqueta de origen. La creación de dichas etiquetas también estimula el diálogo entre el sector público y el privado, ya que las autoridades públicas, a menudo, están estrechamente relacionadas con el proceso de registro y certificación.

Fuente: FAO

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