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Día Internacional para la Erradicación de la Fístula Obstétrica
23 de mayo

Mensaje del Secretario General con ocasión del Día Internacional para la erradicación de la fístula obstétrica
23 de mayo de 2015

La fístula obstétrica es una lesión del parto de efecto devastador, aunque completamente prevenible y, en muchos casos, susceptible de tratamiento. Provoca incontinencia y hace que las mujeres, así como muchas niñas, sufran a menudo a causa de la estigmatización, el mal trato y el aislamiento de sus familias y comunidades. Por lo menos 2 millones de mujeres y niñas la padecen y cada año se producen entre 50.000 y 100.000 nuevos casos.

El hecho de que persista la fístula, sobre todo entre las mujeres y las niñas más pobres y marginadas del mundo es el resultado horrendo de las desigualdades sociales, económicas y de género, de la denegación de los derechos humanos y de la falta de acceso a servicios de salud reproductiva de calidad, incluida la atención materna y neonatal. Podemos y debemos poner fin a este sufrimiento innecesario.

Conmemoramos este Día Internacional con el tema “Erradiquemos la fístula y restablezcamos la dignidad de la mujer”. Hago un llamamiento a los dirigentes del mundo para que se comprometan a poner fin al flagelo de la fístula en un futuro inmediato. Para alcanzar ese objetivo, cada nación afectada por la fístula debe preparar una estrategia y un plan de acción nacionales de carácter incluyente, con estimaciones de costos y plazos concretos. La comunidad internacional debe también intensificar en forma considerable el apoyo a las naciones más necesitadas.

Con miras a resolver los problemas de salud y derechos humanos vinculados con la fístula, el Fondo de Población de las Naciones Unidas y sus asociados pusieron en marcha la Campaña Mundial para Erradicar la Fístula. En los doce años transcurridos desde que se inició la campaña, es mucho lo que se ha logrado, como por ejemplo la prestación de socorro a más de 57.000 mujeres y niñas mediante la reparación quirúrgica de la fístula. No obstante, es preciso hacer mucho más. Haciéndome eco de la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas de diciembre de 2014 sobre la erradicación de la fístula, insto a la comunidad internacional a acelerar sus esfuerzos para poner fin a este padecimiento. Ello debe ser parte de un programa de desarrollo sostenible inclusivo y de amplio alcance dirigido a mejorar la salud sexual y reproductiva, así como la del recién nacido, fortalecer los sistemas de salud, eliminar las desigualdades en materia de salud y aumentar los niveles y la previsibilidad de la financiación.

Tenemos una obligación moral, como comunidad mundial, de concluir el programa de erradicación de la fístula. En conjunto, cumplamos nuestras promesas de defender los derechos humanos universales y garantizar la salud y la dignidad de las mujeres y las niñas en todo el mundo.

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