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Año Internacional de la
Diversidad Biológica

Tomar acción para la biodiversidad

Las empresas privadas, los propietarios de tierras, los pescadores y los agricultores son los responsables de las medidas que afectan la diversidad biológica. Los gobiernos deben asumir una función esencial de dirección, particularmente estableciendo normas que orienten la utilización de los recursos naturales y protegiendo la diversidad biológica cuando tienen el control directo sobre la tierra y el agua. En virtud del Convenio, los gobiernos se comprometen a conservar y utilizar de forma sostenible la diversidad biológica. Deben elaborar estrategias y planes de acción nacionales sobre diversidad biológica e integrarlos en los planes nacionales más amplios en materia de medio ambiente y desarrollo. Ello es particularmente importante en algunos sectores como el forestal, el agrícola, el pesquero, el energético, así como el transporte y la planificación urbana. Entre otros compromisos del tratado se pueden mencionar:

Si bien la función de dirección incumbe a los gobiernos, hay otros sectores de la sociedad que deben también participar activamente. Después de todo, son las decisiones y las medidas que adopten miles de millones de individuos lo que determinará si la diversidad biológica se conserva y utiliza de forma sostenible o no.

En una era en que el aspecto económico es la fuerza dominante en los asuntos mundiales, es más importante que nunca que la comunidad empresaria esté dispuesta a participar en la protección del medio ambiente y la utilización sostenible de la naturaleza. Algunas empresas tienen ingresos mucho más importantes que los presupuestos de países, y su influencia es inmensa. Afortunadamente, un número creciente de empresas han decidido aplicar los principios del desarrollo sostenible a sus operaciones. Por ejemplo, una serie de empresas forestales, a menudo bajo la intensa presión y el boicot de los ambientalistas, han sustituido las talas indiscriminadas por formas menos destructoras de recolección de madera. Un número cada vez mayor de empresas también han logrado conciliar la obtención beneficios y al mismo tiempo la atenuación de sus efectos en el medio ambiente. Consideran que el desarrollo sostenible asegura beneficios a largo plazo y suscita una mejor disposición de los asociados, empleados y clientes de sus empresas. Las comunidades locales tienen una función esencial por cuanto son los verdaderos « administradores » de los ecosistemas en los que viven y, por ende, tienen una importante influencia en ellos. En los últimos años se han desarrollado satisfactoriamente muchos proyectos con la participación de las comunidades locales en la administración sostenible de la diversidad biológica, a menudo con la valiosa asistencia de organizaciones no gubernamentales y organizaciones intergubernamentales.

Por último, en última instancia quién decide en materia de diversidad biológica es el ciudadano. Si las pequeñas decisiones que adopta cada individuo se suman, se producen importantes repercusiones, ya que el consumo personal es el motor del desarrollo, que a su vez utiliza y contamina la naturaleza. El público en general, si elige cuidadosamente los productos que adquiere y las políticas gubernamentales que apoya, puede comenzar a guiar al mundo hacia el desarrollo sostenible. Los gobiernos, las empresas y otros tienen la responsabilidad de orientar e informar al público, pero en última instancia lo que más cuenta son las decisiones individuales que se adoptan miles de millones de veces por día.

Una nueva filosofía

En 1992, tuvo lugar el mayor encuentro entre dirigentes mundiales en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en Río de Janeiro, Brasil. En la "Cumbre para la Tierra" se firmaron numerosos acuerdos, incluidos dos acuerdos vinculantes: la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, dirigido a las emisiones industriales y de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, y el Convenio sobre la Diversidad Biológica, primer acuerdo global sobre la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica. El tratado de la biodiversidad ganó una rápida y generalizada aceptación. Más de 150 gobiernos firmaron el documento en la conferencia de Río y, desde entonces, más de 187 países han ratificado dicho acuerdo.

El Convenio tiene tres objetivos fundamentales:

  • La conservación de la biodiversidad
  • La utilización sostenible de los componentes de la biodiversidad
  • La distribución justa y equitativa de los beneficios procedentes, entre otras, de la utilización comercial de los recursos genéticos

El Convenio aborda sus objetivos de manera global y trata un tema de vital importancia para el futuro de la humanidad, por lo que se ha configurado como un punto de referencia en el derecho internacional. Es el primero en reconocer que la conservación de la biodiversidad es una "preocupación común de la humanidad" y una parte integral del desarrollo sostenible. El acuerdo aborda todos los ecosistemas, especies y recursos genéticos. Relaciona los esfuerzos de conservación tradicionales con el objetivo económico de utilizar los recursos biológicos de manera sostenible. Fija unos principios para el reparto justo y equitativo de los beneficios que se desprenden de la utilización de recursos genéticos, en especial aquellos destinados a fines comerciales. Asimismo, cubre el campo de la biotecnología, en rápida expansión, al tratar el desarrollo tecnológico y la transferencia de tecnología, el reparto de los beneficios y la seguridad biológica. Cabe destacar como aspecto importante que el Convenio es jurídicamente vinculante; los países que se adhieran a él están obligados a aplicar sus disposiciones.

El Convenio proporciona orientación a los encargados de la toma de decisiones, basándose en el principio de la precaución, en virtud del cual no se pospondrán las medidas encaminadas a evitar o minimizar la amenaza de una importante reducción o pérdida de diversidad biológica alegándose la inexistencia de una plena certeza científica. El Convenio reconoce que se necesitan importantes inversiones para conservar la diversidad biológica. Sostiene, no obstante, que dicha conservación nos aportará a cambio importantes beneficios ambientales y económicos.


El contenido de esta página es una traducción no oficial, elaborada con la participación de la Facultad de Traducción de la Universidad de Salamanca.

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