Bienvenidos a las Naciones Unidas. Son su mundo.
 

Actualizaciones informativas

La historia de Elena Gorolová

Elena Gorolová y su esposo siempre habían soñado con tener una niña. Luego de haber sido bendecidos con el nacimiento de dos hijos, esperaban con mucho deseo tener uno más hasta que Elena se enteró de que había sido esterilizada sin su consentimiento por el mismo doctor que antendió el parto de su hijo.

Evento “Voces”: Todas las personas afectadas por el racismo tienen una historia que contar y que debe ser escuchada.
Elena Gorolová destaca la situación apremiante que viven las mujeres romaníes durante un evento paralelo denominado “Voces” de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU dentro del marco de la Conferencia de Examen de Durban
Derechos de autor: Fotografía de la ONU/ Patrick Bertschmann

La horrorizante noticia contribuyó a que Elena se percatara poco a poco de que su caso no era único, ya que muchas mujeres romaníes como ella habían sido esterilizadas de forma involuntaria en hospitales de la República Checa. Las peticiones que se habían hecho a las autoridades públicas no sólo pasaban inadvertidas sino que intensificaban el daño causado a las víctimas.

“Mi esposo y yo visitamos el departamento de servicios sociales para exigir una explicación y preguntar si esto nos había sucedido por el hecho de ser romaníes, pero el personal nos trató de manera muy grosera y nos sacaron del lugar”, dijo Gorolová en una reunión celebrada en las Naciones Unidas en Ginebra como parte de los eventos paralelos de la Conferencia de Examen de Durban.

Gorolová recuerda que el nacimiento de su segundo hijo en un hospital de Ostraba en 1990 había sido muy difícil.

“Yo estaba con dolores de parto; era muy confuso y había muchos médicos alrededor mio“, expresó. “Una enfermera llegó con un documento y yo lo firmé. En ese momento no tenía la menor idea de qué se trataba porque yo tenía mucho dolor”.

“Al día siguiente, el jefe médico de la sala de maternidad me dijo que nunca podría volver a tener hijos. Entonces yo me puse a llorar. Yo sólo tenía 21 años y mi esposo y yo queríamos tener una niña. Mi esposo comenzó a desesperarse y por mucho tiempo no pudo aceptar la idea de que no podríamos tener más hijos”.

Gorolová además descubrió que sus trompas de falopio habían sido cortadas, por lo que la operación era irreversible.

“La enfermera me dijo que el método antiguo consistía en unir las trompas pero que algunas mujeres habían quedado embarazadas a pesar de haber sido sometidas a esta intervención”, manifestó. “No querían que nacieran más niños romaníes…Yo he vivido la discriminación desde mi infancia… El asunto es que a ellos no les gusta la gente romaní”.

Pasó mucho tiempo para que Gorolová se pudiera recuperar de la experiencia a la que había sido sometida. El proceso de recuperación comenzó cuando varias organizaciones, la Liga de Derechos Humanos, el Centro Europeo de los Derechos de los Roma y Life Together organizaron una reunión para las mujeres cuya salud y cuyas vidas habían sido afectadas por la esterilización forzosa. La oportunidad de poder hablar abiertamente con otras mujeres sobre su experiencia le sirvió a Gorolová de catarsis y le dio el valor necesario para seguir adelante.

“Nuestras denuncias fueron investigadas por el defensor del pueblo checo, quien examinó las quejas de más de 80 mujeres. Después creamos un grupo enfocado en la esterilización involuntaria y nos reuníamos periódicamente en Life Together”.

El grupo tenía como objetivo promover el concepto del consentimiento fundado, los derechos de los pacientes, crear conciencia sobre la esterilización forzada, procurar la indemnización y la disculpa del gobierno por no haberlas protegido. Otro de sus objetivos era buscar formas para mejorar el trato que recibían del personal médico en las salas de maternidad.

Las mujeres organizaron exhibiciones de fotografías y protestas en toda Europa y dieron sus testimonios ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) en las Naciones Unidas. Un ginecólogo unió sus esfuerzos para educar a las mujeres y niñas romaníes sobre su salud y un sicólogo brindó orientación a las víctimas.

No es fácil estar en la mira del público.

Gorolová dijo que “después de las protestas, las mujeres tuvieron que lidiar con muchos diarios locales que publicaron artículos falsos sobre ellas. Los artículos trataban sobre la forma en que las mujeres eran percibidas por los vecinos, los cuales alegaban que las mujeres debían dinero o que no pagaban el alquiler y comparaban la diferencia entre la actitud de las mujeres romaníes y no romaníes respecto a su consentimiento para la esterilización”.

Sin embargo, los cambios que han logrado estas mujeres han sido muy satisfactorios. El término “consentimiento fundado” ahora forma parte del vocabulario que se utiliza en los hospitales y un mayor número de mujeres han decidido compartir sus experiencias.

“Desde julio de 2008, hemos detectado 20 casos que no habían sido denunciados, incluida una mujer de Frýdek–Místek a quien le había sucedido esto en 2007. Su trabajadora social la amenazó con llevarse a sus niños y ponerlos bajo custodia del estado al menos que la mujer se sometiera a la esterilización“.

Por medio de su labor en Life Together, Gorolová, quien es también integrante de la sociedad civil del Consejo del Gobierno Checo para Asuntos de la Comunidad de los Roma y los no Roma, lucha por crear plataformas armoniosas de comunicación entre los roma y los no roma en Ostrav, así como por mejorar las condiciones de vida de las familias necesitadas.

El grupo lanzó recientemente un proyecto titulado “No estás Solo”, el cual pretende identificar casos de esterilización ilegal, potenciar la capacidad de las víctimas para procurar la justicia, prestar asistencia a las niñas y mujeres jóvenes romaníes y a los profesionales de la salud sobre los asuntos pertinentes. También están abogando por que se apliquen las recomendaciones de la Defensoría del Pueblo de la República Checa, de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CEDR).

“Dar a luz es una de las experiencias más maravillosas del mundo, pero muchas mujeres romaníes han sido privadas de esa experiencia. Para ellas, la esterilización involuntaria ha tenido repercusiones negativas en su salud y hasta ha provocado el divorcio. Debemos asegurarnos de que esto no le suceda a otras mujeres y debemos continuar nuestra lucha”.