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Consejo de Seguridad 2006: Recapitulación

Afganistán

El caso de Afganistán seguía constituyendo un reto para las Naciones Unidas en 2006. La misión de mantenimiento de paz autorizada por el Consejo continuaba facilitando el complejo proceso político de transición, que tenía por objetivo principal evitar que se repitiera la dinámica que había sumido al país en años de guerra.

El 22 de noviembre, Kenzo Oshima (Japón), que había presidido la misión del Consejo a Afganistán ese mes, la primera en tres años, dijo que, sin el esfuerzo decidido del Gobierno y el apoyo internacional a largo plazo no se podría garantizar que el Afganistán no volviera a caer en un amplio conflicto. De hecho, había sido más problemático y lento de lo esperado el progreso realizado en 2006 con miras a alcanzar la visión trazada por el Pacto para el Afganistán, un marco para la cooperación entre el Gobierno, las Naciones Unidas y la comunidad internacional durante cinco años.

El 7 de diciembre, el Sr. Oshima dijo que la misión había estado preocupada por una creciente inseguridad en zonas meridionales y sudorientales que había perturbado el proceso de rehabilitación y reconstrucción. Aunque parecía que los insurgentes estaban más o menos concentrados en un tercio del Afganistán, la seguridad era muy precaria en todo el país. El aumento de la insurgencia se debía en parte a que Gobierno afgano y la comunidad internacional no habían logrado proporcionar los servicios sociales básicos y una gobernanza digna de confianza, así como a la inseguridad reinante en numerosos núcleos urbanos y comunidades rurales. Además, la industria de estupefacientes y el dinero que ésta generaba subvencionaban supuestamente a las fuerzas insurgentes.

Tras décadas de conflicto, el Afganistán había comenzado su proceso de reconciliación y reconstrucción, no simplemente desde cero, sino desde «muy abajo de cero». Dadas estas circunstancias, el Sr. Oshima advirtió que el progreso no sería lineal ni rápido, y que seguramente «se desviaría y habría altibajos ».

El país se encontraba en la encrucijada y debía afrontar gran cantidad de retos, dijo enfáticamente al Consejo al final del año.

Recién llegado de la misión, el Sr. Oshima comunicó al Consejo el 22 de noviembre que, a menos se proporcionase un apoyo internacional para obtener logros inmediatos y progreso a largo plazo, no había ninguna garantía de que el Afganistán no cayese de nuevo en el conflicto y se convirtiese una vez más en un Estado fallido. Los acontecimientos preocupantes que habían tenido lugar durante el año, entre ellos la creciente insurgencia talibán y el aumento de la producción ilegal de drogas, con el telón de fondo de unas instituciones estatales frágiles, había generado un clima generalizado de «abatimiento y desilusión».

El Consejo ya había escuchado tres presentaciones sobre la situación del país por parte de funcionarios de la Secretaría, el 17 de enero, el 10 de febrero y el 14 de marzo.

Por la aprobación por unanimidad de la resolución 1659 (2006) el 15 de febrero, el Consejo refrendó el Pacto para el Afganistán y sus anexos como marco de la alianza entre el Gobierno afgano y la comunidad internacional para ayudar a reforzar la seguridad del país, el desarrollo económico y las actividades de lucha contra los estupefacientes. El Pacto para el Afganistán se hizo público el 31 de enero en una conferencia celebrada en Londres. En él se formuló un programa de acción sostenida de cinco años que debía desembocar en la consolidación de las instituciones democráticas, la reducción de la inseguridad, la lucha contra el comercio ilegal de estupefacientes, el estímulo de la economía, la construcción del Estado de derecho, el suministro de servicios básicos para el pueblo afgano y la protección de sus derechos humanos.

El 23 de marzo, el Consejo decidió prorrogar por un año más el mandato de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en el Afganistán (UNAMA) Disponible en inglés mediante la aprobación unánime de la resolución 1662 (2006), para dar una orientación política y estratégica a los líderes afganos y a sus colaboradores internacionales en el momento en que se iniciaba la fase siguiente, ambiciosa y definitiva, de la construcción del país. El Consejo también había pedido a todos los partidos y grupos del Afganistán que participaran de manera constructiva en el desarrollo político pacífico del país, sin recurrir a la violencia.

Reconociendo la interrelación existente entre los desafíos que afronta el Afganistán, como son los problemas en materia de seguridad, gobernanza y desarrollo y en la cuestión general de la lucha contra los estupefacientes, el Consejo prorrogó el 12 de septiembre la autorización referente a la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (FIAS) por un período de 12 meses más, a partir del 13 de octubre, mediante la aprobación por unanimidad de la resolución 1707 (2006) Documento PDF. En virtud del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas y en reconocimiento de la necesidad de reforzar la FIAS, el Consejo instó a los Estados Miembros a contribuir con personal, equipo u otros recursos y a realizar contribuciones al Fondo Fiduciario establecido de conformidad con la resolución 1386 (2001) Documento PDF.


El contenido de esta página es una traducción no oficial, elaborada con la participación de la Facultad de Traducción de la Universidad de Salamanca.