REPUBLICA DOMINICANA

CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO,
LA DISCRIMINACION RACIAL, LA XENOFOBIA
LA INTOLERANCIA


DURBAN 31 DE AGOSTO - 7 DE SEPTIEMBRE 2001

INTERVENCION DEL SEÑOR EMBAJADOR
ROBEN SILIE
REPRESENTANTE DE LA REPUBLICA DOMINICANA


Señora Presidenta, ante todo deseo solicitar su mediación para hacer llegar, en nombre de nuestro Presidente el Señor Hipólito Mejía, sus condolencias al Presidente Thabo Mbeki, por el fallecimiento de su distinguido padre Govan Mbeki. También quisiera expresarle nuestro agradecimiento por habernos recibido con tanta hospitalidad y calor humano en su hermoso país.

No podemos pasar por alto, el reconocimiento a la señora Mary Robinson, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, cuyo tesonero esfuerzo ha sido clave para culminar tan importante tarea.

Para la República Dominicana y todos los pueblos del Caribe, esta Conferencia tiene una enorme significación, pues representamos el lugar donde se aplicó por primera vez esta inhumana práctica frente a la cual la humanidad de hoy se está rebelando. Fue allí donde se inició el exterminio de pueblos aborígenes como los taínos y la esclavitud de los africanos. Tal primacía nos obliga a ser los primeros defensores de los derechos humanos, la eliminación del racismo, la xenofobia y la intolerancia.

Sobre nuestro país, la República Dominicana, quisiéramos decir que no puede ser considerada en la actualidad, como una comunidad nacional integrada por grupos étnicos diferenciados, como ocurre en muchos de los países del Caribe, América Central y Meridional, a pesar de que en sus orígenes los componentes poblacionales que la integraron procedieron, mayoritariamente, de África y Europa, dado el exterminio de los aborígenes desde los primeros momentos de la colonización. Los dominicanos se reconocen como un solo pueblo. Es decir, un blanco, un negro o un mulato dominicanos, no perciben a su compatriota, independientemente de su color como alguien que pertenece a una cultura o etnia diferente.

La existencia de actitudes racistas, orientadas principalmente por el predominio de patrones estéticos europeos, que le asignan un valor al color de la piel, son secuelas del colonialismo que limitan al dominicano asumir plenamente su identidad.

En sentido general, muchos dominicanos se perciben tomando en cuenta el color de la piel y aunque el color no es un obstáculo para- su puesta en contacto, influye en las relaciones afectando a los de color más oscuro. En cierta medida se trata de un prejuicio no asumido, debido a que el color de la piel puede ser obviado frente a otros atributos de la persona.

Esa práctica fue acentuada por los gobiernos autoritarios de todo el siglo XX, que manipularon la conciencia nacional para presentar a los dominicanos como descendientes de los aborígenes y de los españoles exclusivamente, ocultando las raíces de la africanidad.

En tal sentido, lo que queremos plantear es que si bien en la República Dominicana existen manifestaciones de prejuicio racial, esto se da en determinados grupos, pero no obedece a una política oficial, ni tampoco se puede decir que en la actualidad existan formas de segregación que separen grupos por razones raciales y/ o le impongan espacios propios, como ha ocurrido en otras realidades

Por otra parte, el hecho de que la República Dominicana obtuviera su independencia frente a Haití, que ocupó el territorio del Este de la Isla por veintidós años y que desde principios del siglo XX, tenemos una inmigración haitiana que se ha ido incrementando, son factores que han contribuido para distanciar a los dos pueblos que ocupan la Isla. Esto alcanzó una situación extrema bajo la dictadura de Rafael Trujillo (1930/ 1961), cuando se construyó una ideología antihaitiana y racista, presentando a los haitianos como la principal amenaza para la soberanía y la identidad cultural dominicanas.

Esa instrumentalización xenofóbica de las relaciones con Haití sirvió para generar un proceso de discriminación frente a los inmigrantes haitianos. Los estereotipos en contra de los haitianos que construyó la dictadura de Trujillo, sirvieron para estigmatizarlos.

Esto explica en parte, la xenofobia que aun predomina frente a los haitianos en sectores muy conservadores, que siguen aferrados a la ideología del pasado autoritario. Aun si cada vez el número de esos grupos se reduce más, tales actitudes no dejan de perturbar la percepción de los dominicanos sobre los haitianos, afectando las buenas relaciones entre los pueblos y los Estados de la Isla.

Esas actitudes heredadas del colonialismo e implementadas por el autoritarismo fueron empleadas políticamente en contra del gran líder José Francisco Peña Gómez, a quien además de haberle arrebatado dos elecciones mediante fraudes, se le montó una campaña racista, por su color negro, pero sobre todo por ser hijo de padres haitianos. Este gran dominicano murió ofendido por sus detractores, pero reivindicado por su pueblo que vio en él la pureza de los ideales nacionales y la encarnación de la justicia social.

El antihaitianismo como política oficial ya no existe y si bien hasta el gobierno pasado, por sus vínculos con los sectores más conservadores de la sociedad no se adoptó una política firme en contra de esas actitudes, el actual gobierno ha empezado a delimitar una política que le distancia de las viejas prácticas racistas y xenófobas.

En la actualidad, que se encuentra en el poder el Partido Revolucionario Dominicano, que es el partido de Peña Gómez, podemos decir que en la República Dominicana se ha iniciado una nueva etapa respecto a la lucha contra el racismo y la xenofobia.

Para el gobierno dominicano su principal preocupación es combatir la desigualdad y todas las formas de exclusión social, en tal sentido, las políticas sociales están orientadas a lograr mecanismos de integración social que dejen definitivamente en el pasado tan nefastas actitudes.

Muestra de ello son las nuevas propuestas a favor del desarrollo de la población dominicana y haitiana que vive en los bateyes ( lugares donde eran hacinados los trabajadores, tanto dominicanos como inmigrantes de la industria azucarera). En la actualidad se trabaja en una política social, de combate a la pobreza como en pro de la recuperación e integración social de esos pobladores, que supere la oprobiosa realidad de los bateyanos.

Por primera vez un presidente dominicano se pronuncia a favor de la dignificación del batey, como lo hizo el Presidente Hipólito Mejía cuando dijo " Así como apostamos al futuro, no podemos quedarnos de brazos cruzados ante las situaciones más críticas de pobreza que ofenden nuestra conciencia humanitaria. Si nos preguntamos cuál es el caso que mejor simboliza este tipo de situaciones, creo que todos mencionaríamos las condiciones de vida en los bateyes.

Frente a la vieja práctica de negar la nacionalidad dominicana a los niños hijos de nacionales haitianos, la vicepresidenta de la República y secretaria de educación, acaba de hacer una propuesta para que sean inscritos todos los niños que lleguen a la escuela, aun si no tienen sus actas de nacimiento. Sobre ese caso, el actual canciller, se ha pronunciado para que se respete la constitución de la República que establece el jus solis como principio para otorgar la nacionalidad. También se trabaja para que los libros de textos sean despojados de toda visión racista.

Se ha propuesto un proyecto de ley sobre migración, que rompe con la xenofobia de otrora. Es una propuesta muy moderna que reconoce todos los derechos de los inmigrantes y establece mecanismos para documentar a los trabajadores extranjeros en cualquiera de las categorías en que se encuentren. Las autoridades de Relaciones Exteriores mantienen una atención permanente al tratamiento que se ofrece a los inmigrantes haitianos indocumentados, haciendo todo lo posible para que se respeten sus derechos individuales, así como tratando de enfrentar los mecanismos de explotación que funcionan en el tráfico de personas.

Frente a los casos de abuso en contra de los inmigrantes ilegales que aun se siguen produciendo en la frontera, las autoridades han puesto de su parte para que los transgresores de le ley y de los derechos individuales de los inmigrantes, no queden impunes.

La Secretaría de Estado de Cultura, por primera vez en la historia dominicana definió una política cultural que reivindica el aporte africano. Pero
también apoya todas las iniciativas que en ese sentido parten de la sociedad civil, como lo ha hecho auspiciando a la formación de la Casa de Africa, el apoyo a la celebración del quinto centenario de la llegada de los africanos, el fortalecimiento de la Ruta del Esclavo, así como el reconocimiento y puesta en valor de una serie de tradiciones africanas propias de nuestra cultura.

Respecto a las relaciones con Haití, el Presidente Mejía las ha definido como un matrimonio sin divorcio y consecuente con ello, el gobierno está empeñado en transformar sus relaciones para pasar de una visión de conflicto a una de cooperación. Para ello se ha iniciado una propuesta de luchar juntos en los foros internacionales a favor de mayor cooperación para Haití por parte de la comunidad internacional, además se han definido múltiples proyectos binacionales para el desarrollo de la zona fronteriza.

A pesar de todo, estamos conscientes de lo difícil que será esta lucha, por tratarse de algo que está enraizado en la consciencia de hombres y mujeres y no hay nada más difícil que tratar de cambiar las conciencias de las personas, pues como dijera Fernando Braudel, las mentalidades son prisiones para condenas largas.

Pero, señora presidenta, usted puede estar segura de que nosotros los dominicanos, gobierno y sociedad civil, aceptamos el reto de enfrentarnos al racismo, la discriminación, la xenofobia y la intolerancia, conscientes de que es la mayor garantía para vivir en paz.

Muchas gracias!